En medio del dolor por su indignante asesinato, queremos rendir tributo al católico practicante que encarnó Fernando, compartiendo rasgos de su pensamiento y acción vertidos en la exposición que nos hiciera en la reunión mensual del 5 de febrero de 2018, de la Asociación Proteología, que tengo el honor de presidir, a la que asistió como invitado. Antes de su intervención reflexionamos sobre el capítulo cuarto del Levítico y coincidimos sobre el fenómeno de pérdida de la fe en las instituciones donde Dios ha sido excluido, lo cual ha provocado no pocos males a la sociedad actual.
Sin embargo, Dios no nos abandona sino acompaña al hombre a lo largo de su historia, lo que pasa es que la presencia de Dios solo la podemos observar con nitidez después de ocurridos los acontecimientos. Dentro de los males que padecemos, hay signos de Dios en medio de las tinieblas, que superaremos y saldremos fortalecidos constituyendo la sociedad más democrática del continente.
El abogado Fernando Albán, como concejal del municipio Libertador, presidió la Comisión de Cultos, Fomento e Impulso del Buen Vivir. Relató que esa comisión solía asignarse a un concejal a manera de castigo, pero que en su caso, pese a ser el concejal más votado de Caracas, él la solicitó. Le tocó reemplazar a una concejal del partido oficialista que por casi una década se dedicó a otras actividades ajenas a dicha comisión, y que cuando comenzó su gestión confesaba ser evangélica y al terminar se había convertido a la santería. Razón por la cual a Albán le tocó redimensionar la comisión para que cumpliera con sus objetivos.
Su gestión conectó con las comunidades. Concibió un reconocimiento público a aquellas personas que realizan una actividad calladamente en pro de la comunidad, con el nombre “El Buen Ciudadano”, pues para que una ciudad marche requiere de buenos ciudadanos, repetía. Promovió también un concurso de fotografía centrado en las ceremonias de Semana Santa, en la que se premia la que mejor capte la piedad del pueblo. Estas fotografías contribuyen a preservar la memoria histórica de la ciudad. Fernando fue el promotor del taller Fe, esperanza y caridad, para la formación de los fieles católicos, y contó con el apoyo del entonces párroco de la Parroquia Universitaria La Epifanía del Señor, padre Raúl Herrera.
Producto de sus empeños surge el Congreso Inter-religioso, concebido como un espacio donde tienen voz las distintas religiones, no solo las cristianas.
La Comisión de Cultos que presidió era una pieza activa en los actos ecuménicos que caracterizan la celebración de la Semana de la Unidad de los Cristianos en el mes de enero, nosotros fuimos testigos este mismo año cómo Fernando participó en cada una de las celebraciones diarias con fervor y entusiasmo. Lo vamos a echar de menos.
Como presidente de la Comisión de Cultos desarrolló una relación cercana con el arzobispo emérito de Caracas, cardenal Jorge Urosa, y sus obispos auxiliares, y con la Conferencia Episcopal Venezolana. De igual manera con las demás denominaciones religiosas.
Como católico siempre exhortó a ser más activos en nuestras parroquias, insistía que la razón por la que otros grupos religiosos crecen es porque media un trabajo constante de sus miembros, mientras muchos católicos tomamos una actitud cómoda y un tanto apática.
Fernando exhibió dotes de organizador nato y de trabajador tenaz y probo, por eso era tan apreciado en su partido PJ, él reunía las condiciones que pregona la Iglesia para que un laico participe en política. Fue el mejor ejemplo en estos tiempos.
Una anécdota que pinta de cuerpo entero al personaje nos la refiere el que fuera su profesor hace 19 años, Carlos Zerpa, también director y secretario de Proteología: “Yo le regalé a Fernando la oración de Santo Tomás de Aquino del estudiante, y en el examen final la trajo reproducida y la dio como regalo a todos sus compañeros, además de una fábula que tenía como mensaje que siempre debíamos formar comunidad”.
Que su testimonio y su martirio nos den fuerzas para luchar contra este régimen oprobioso y cruel que se ha puesto a espaldas de Dios, la historia y la civilización. Que su sangre de mártir fructifique en nuevos líderes cristianos que sean testimonio de su fe en todos los campos de la lucha por el bien.
¡Libertad para los presos políticos y regreso de los exiliados!
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