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Lo que no se perdona

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A casi medio siglo en este oficio que combina experiencias en el reportaje, redacción detallista y la opinión personal muy independiente, privilegio al que pude alcanzar por casualidad, continué por el apoyo incondicional de varios colegas y asumí con pasión pero sin diploma oficial, llega la hora de un necesario mínimo saldo.

Un balance de los recientes dieciocho años políticos resulta fácil revisando lo publicado por este diario. Lo que resulta muy difícil de resumir ya son saldos mentales positivos y negativos en la sociedad venezolana.

Ser descendiente de inmigrantes que escaparon a tiempo del Holocausto condiciona una hipersensibilidad casi paranoide frente a los peligros de todo autoritarismo, dictadura o tiranía, tradicionales o totalitarias, en sus avisos ocasionales o leves que pasan desapercibidos para el habitante promedio nacido de varias generaciones locales.

Por ejemplo, cuando el soldado golpista Hugo Chávez Frías declaró su famoso Por Ahora en el mismo Palacio de Miraflores donde horas antes su grupo subversivo intentó el asesinato de Carlos Andrés Pérez, asomó con claridad meridiana la fractura de las democráticas Fuerzas Armadas de Venezuela. Y que una población políticamente inmadura, ingenua, segura de que la democracia era un fijo don divino lo eligiera para comandar al país, señalaba el inicio de un retroceso peligroso hacia la tradición nacional del caudillismo, las montoneras, el aventurismo militarista detenido por solo cuarenta años gracias a la tozudez y entrega vital de una dirigencia representada en Rómulo Betancourt, el estadista.

El hoy de Venezuela, tan trágico, fue fundado por un generalato gangsteril y su también amoral partido castrocomunista en dupla criminal, a quienes jamás se podrá perdonar su tarea sin escrúpulos de quebrar la moral republicana, transgredir normas constitucionales remitiendo a regímenes fascistas de izquierda y derecha mundiales, marcando el actual llegadero entre cima y sima.

Porque esta encrucijada determinará si en verdad, aunque por natura el venezolano sea bastante superficial, inmediatista y descuidado, es capaz de conservar su ADN abierto, libertario, generoso, de fondo humano solidario, pobre o rico pero honrado, capaz de resistir entero, vencer la barbarie y resucitar a tiempo de sus ensangrentadas ruinas. Causadas por una guerra de cuartel y su cártel.

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