Comienza un nuevo año, con un morral lleno de promesas, de buenos augurios y de paz. Pero, nunca falta un pero, arrastramos problemas viejos, que con el cambio en el calendario no van a desaparecer, sino incrementarse, lamentablemente.
Siguiendo la dinámica de 2017, el año 2018 según especialistas en materia económica, como el IESA; el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, Cenda; y el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad, Cedice; nuestra nación tendrá una inflación estimada de 4.000%.
Si hablamos del dólar paralelo, su cotización para este nuevo año superará la barrera de lo imposible, es decir, multiplicar por 6 su valor actual. No podemos olvidar el producto interno bruto, PIB, que registró una caída en 2017 de 14% y para 2018 se proyecta su desplome en 24%
Debemos recordar que Venezuela entró oficialmente en hiperinflación a partir de octubre del pasado año, que nos ha colocado como el país con el más alto índice en el mundo en el encarecimiento del costo de la vida.
Durante los últimos 4 años, desde 2014 hasta 2017, hemos estado inmersos en una recesión económica que ha empobrecido a los venezolanos de forma acelerada, sin viso de cambio en las políticas económicas en el corto y mucho menos en el mediano plazo.
Desde que se instauró en 1998 la revolución bolivariana en Venezuela, nos convertimos en la nación del hemisferio que menos inversión extranjera ha recibido. Muchas empresas han cerrado por falta de insumos, otras han prácticamente huido de los controles asfixiantes del gobierno y algunas han sufrido un proceso de estatización y nacionalización, que las han llevado inexorablemente a la quiebra.
No hay que olvidar a los trabajadores, compatriotas que necesitan de su sueldo, para cubrir sus necesidades, no obstante el año 2018 no pinta nada bien. Los ingresos de los venezolanos se convertirán en polvo cósmico, mermando significativamente el poder adquisitivo de los asalariados. Según cifras del Cenda, 82% del país no tiene acceso a la cesta básica alimentaria.
Por otro lado, la producción petrolera se agravará para este nuevo año, disminuyendo aún más la capacidad productiva de barriles de crudo, ocasionando que la República reciba menos ingresos en dólares, sumado a que no se espera un alza significante del petróleo para esta temporada.
Se estima que Venezuela podrá cumplir a duras penas con los compromisos de pago de la deuda externa, sacrificando la inversión nacional, pero seguirá siendo considerada por los mercados internacionales un país de alto riesgo para honrar sus pasivos.
Este año que comienza va a ser para todos de supervivencia, esperando que en las elecciones presidenciales pautadas para diciembre se logre un cambio político y a la vez se apliquen medidas económicas correctivas para eliminar de una vez por todas las distorsiones.
Para que se logren esos cambios es necesario evolucionar políticamente, innovando en el gobierno nacional. Elegir una opción que nos haga crecer como país, que nos coloque en el concierto mundial de las naciones que tienen como norte el crecimiento y el desarrollo de su capacidad productiva, que valore los méritos y eliminar de una vez por todas la discriminación política.
Para ello, hay que desmantelar el control de cambio, los controles de precios y que el Banco Central de Venezuela cuente con la autonomía necesaria para que sea el garante de una política monetaria sana y correcta, alejada de cualquier vicio populista.
Esto se podrá lograr a través de un gran acuerdo nacional que le dé piso político a las medidas necesarias que se deben tomar, poniendo a un lado los egoísmos y los personalismos que mucho daño le han hecho al país, optando por una visión de futuro para construir la nueva patria que todos nos merecemos, con un liderazgo correcto y sincero, enfocado en el diseño de políticas públicas serias que reviertan este desastre bolivariano, para conducir a Venezuela por el camino del crecimiento, que pueda así beneficiar a todos los habitantes. No será fácil, hará falta sacrificio, lágrimas y mucha paciencia, pero solo así lograremos enrumbarnos con esperanza y optimismo en la construcción de la nueva patria.