COLUMNISTA

A propósito de la Vinotinto

por Pedro Morales Pedro Morales

El escritor uruguayo Eduardo Galeano, en su libro El fútbol a sol y sombra (2010), de una forma sublime, sentimental y emotiva describe lo que representa el fútbol para los seres humanos, elevándolo incluso a un nivel religioso, espiritual y factor integrador de su imaginario socio cultural: “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”.

En tal sentido, nos unimos al júbilo que embarga a toda Venezuela por tan exitosa participación de nuestra querida “Vinotinto” Sub20 en el Mundial de Fútbol de la FIFA, categoría Sub20, realizado en Corea del Sur desde el 20 de mayo al 11 de junio de 2017. Ellos han logrado un gran triunfo deportivo que retumba positivamente en la dimensión social de todo un pueblo que considera a su “Vinotinto” su gran patrimonio nacional y, sin exagerar, representa su matriz de emociones, vida y sustancia del quehacer diario del venezolano.

¡Subcampeones mundiales!, se dice fácil, pero llegar a la cima en este deporte es algo heroico. Por esta razón, queremos hacer llegar nuestras palabra de felicitación a todo el cuerpo técnico de la Vinotinto, encabezado por su DT Rafael Dudamel y a los 21 jugadores; los arqueros, Wuilker Fariñez, Joel Graterol y Rafael Sánchez; defensas, José Hernández, Williams Velásquez, Nahuel Ferraresi, Ronald Hernández, Eduin Quero, Josua Mejías; centrocampistas, Ronaldo Lucena, Yangel Herrera, Sergio Córdova, Yeferson Soteldo, Samuel Sosa, Heber García, Christian Makoun, Luis Ruiz, y los delanteros, Adalberto Peñaranda, Ronaldo Peña, Ronaldo Chacón y Jan Hurtado.

Ellos se han convertido en líderes e ídolos de una multitud significativa de venezolanos y, particularmente, de varias generaciones de niños y adolescentes que los consideran como sus referentes y fervientes seguidores hoy más que nunca pendientes de lo que expresen o de lo que hagan. Es decir, se han convertido en un modelo de enseñanza y de actuación para muchas personas. Estos jugadores, como unos verdaderos guerreros, dieron siete batallas para llegar a jugar la gran final del mundial y mantuvieron en cada juego ese coraje y entrega que se requiere para ser un equipo ganador.

 Muchachos, por semanas ustedes hicieron madrugar al país para vivir las emociones y genialidades de su juego y gritar en el silencio del amanecer cada uno de sus goles, e incluso llorar al finalizar cada partido, preguntándonos siempre si esos resultados eran reales o si seguíamos durmiendo y estábamos atrapados en el mejor de los sueños. Gracias por darnos esa alegría y demostrar que “sí se puede” y que la esperanza se ha revitalizado.

Por favor, no pierdan esta extraordinaria oportunidad para inculcar en todos los venezolanos la necesidad y responsabilidad de estudiar y trabajar con más ahínco, de reencontrarnos para bien, que nos unamos todos alrededor de un gran proyecto y pacto social que sea incluyente y universalmente deliberado y concertado, que valoren la vida familiar, la amistad y la solidaridad humana; que luchen en buena lid por una visión compartida de sociedad basada en la tolerancia y la armonía.

De esta forma serán mucho más que subcampeones de un torneo mundial de fútbol, y podrán contribuir de manera contundente a la construcción de seres humanos integrales que tanto requiere nuestra querida Venezuela, y convertirse todos ustedes en la piedra angular que institucionalmente consolide el proceso de reconstrucción y redirección de nuestro país hacia el verdadero bienestar sustentable. Ustedes son una muestra de una nueva generación promotora y gestora de grandes y maravillosos cambios…

Nota final: Este artículo forma parte del mensaje de felicitación (12-06-2017) de la Asociación de Profesores (Apunet): La Vinotinto revitaliza la esperanza.

pmoral@unet.edu.ve