COLUMNISTA

El primer piloto civil venezolano

por Enrique Vélez Enrique Vélez

La aviación civil estuvo en sus inicios muy rezagada y marginada por la aviación militar debido a que cuando esta surgía mandaba en Venezuela un caudillo, Juan Vicente Gómez. Este, como buen dictador, temía a que civiles estuvieran surcando los aires por encima de su cabeza. Toda iniciativa de diseño aeronáutico era rápidamente defenestrada o bloqueada y todo avión importado, incautado por la dictadura. Algo como lo que ocurre actualmente con los drones.

Por eso hacemos la aclaratoria de estar investigando en la historia para tratar de ubicar y mencionar al primer venezolano netamente civil, en haber obtenido su licencia de piloto.

A continuación reproduzco con permiso de su autor, Alejandro Irausquin, un artículo publicado en el portal www.aviacioncivil.com.ve. Sobre Marcos Sarcos Portillo, al que todos los indicios señalan como el primer piloto civil venezolano.

Marcos Sarcos Portillo, primer piloto civil de Venezuela

“Para 1920, año en que se fundó la Escuela de Aviación Militar de Venezuela, cualquier venezolano que desease aprender a volar tenía que hacerlo en el exterior, como lo hicieron Luis Camilo Ramírez, el primer aviador de Venezuela, en 1912 en Francia, y Carlos Meyer Baldó, en 1917 en Alemania, ambos oficiales militares.

Muy poco después, dos venezolanos habrían intentado tomar los aires de Venezuela en aviones de construcción propia, lo que hubiese representado el nacimiento de la aviación civil privada en Venezuela: Manuel Anzola en Barquisimeto en 1917 y Arturo Iribarren Arrivillaga, también en Barquisimeto en 1920. Ambos se toparon de frente con el militarismo del gobierno de Juan Vicente Gómez, quien no permitía la aviación privada. Gómez le tenía temor a los aviones en manos de civiles, por temor a ataques a sus tropas, como ya había sucedido en México en 1915. A tal extremo llegaba el temor, que incluso se incautó uno de los primeros aviones comprado por un colombiano, Camilo Daza, al arribar desarmado a Maracaibo con destino a Cúcuta, en 1920.

A partir de 1921, como lo describió el piloto e historiador Alfredo Vélez Boza, “Venezuela tendría su aviación, pero militar y bajo su estricto control, no había lugar para la aviación civil”. Solo era posible aprender a volar en el país para aquellos que quisieran alistarse en el Ejército.

Mas en otros países la visión era distinta. En 1919 se recibió la invitación de la CINA (Comisión Internacional de Navegación Aérea) reunida en París, para que Venezuela asistiese a una conferencia sobre la aviación civil, para lo cual fue designado un representante. Como resultado de esto, el 21 de junio de 1920 el presidente de la nación, Victorino Márquez Bustillos, dictó la primera Ley de Aviación Civil de Venezuela, permitiéndose con los años la operación de unas pocas aerolíneas comerciales extranjeras en el país. Esta ley fue derogada en 1930 al sancionarse la nueva Ley de Aviación. En 1929 se autorizó el uso de aeroplanos a varias empresas petroleras y en julio de 1930 se decreta la construcción del Aeródromo de Boca de Rio, en Maracay, estado Aragua. Aun así, para esas fechas, no se permitía la aviación privada en manos de individuos.

Marcos Sarcos Portillo nació en el barrio El Empedrado de Maracaibo el 6 de abril de 1902, lo cual indica que tenía 10 años de edad cuando Frank E. Boland hizo el primer vuelo de un avión en esa ciudad. Descendiente de una familia distinguida de la ciudad, desde muy joven sintió afición por el vuelo. En 1920 estudia aviación en Estados Unidos, en la Escuela Curtiss de Garden City, Long Island, en el estado de Nueva York, al este de Manhattan.

El Curtiss Field estaba al norte de las instalaciones de la Curtiss Aeroplano & Motor Company, INC., al este de la localidad de Mineola y al este del campo conocido originalmente como Hempstead Plains, localidades donde Frank Boland realizó gran parte de sus primeros vuelos. Hempstead Plains luego pasaría a llamarse Hazelhurst Field, y finalmente Roosevelt Field, desde donde, en 1927, despegaría Charles Lindbergh en su vuelo trasatlántico a Paris.

Sarcos Portillo logra a las 15 horas volar solo en un Curtiss Jenny JN-4D, avión biplano biplaza de adiestramiento primario de 90 hp. Aún siendo alumno, obtenía un ingreso arrojando volantes de propaganda sobre la gran ciudad.

Licencia de piloto número 17220, emitida por el Departamento de Comercio de Estados Unidos el 16 de octubre de 1930. Fuente David Iriarte.

Luego de obtener su licencia regresa a Venezuela, donde aún no existía la aviación civil y apenas estaba naciendo la aviación militar, la cual solo estaba equipada con los aviones comprados a Cosme Renella (un Hanriot, un Caudron G.III y supuestamente un SAML S.2, del cual no se tiene evidencias). Por esas fechas también había visitado el país el aviador estadounidense W.A. Aubert, a quien el gobierno nacional había comprado su avión Curtis JN-4D, que pasó años sin uso, albergado en Maracay. Al verse imposibilitado de ejercer su profesión en el país, Marcos Sarcos Portillo regresa a Estados Unidos y se inscribe de nuevo en la Escuela Curtiss, realiza cursos avanzados y vuela en aviones de mayor potencia.

Aparentemente fue en este periodo en el que trabaja en una empresa aérea en Arlington Beach, estado de Virginia, en la ribera del río Potomac (cerca de Washington DC), seguramente en Hoover Field,  donde hoy se encuentra El Pentágono. Sarcos Portillo retorna a Venezuela a finales de 1926. En 1930 publica en Maracaibo el folleto Abecedario de la Aviación, un compendio de temas aeronáuticos, el primero de su tipo en ser difundido en Venezuela, luego del Manual de Navegación Aérea, publicado por el ingeniero cumanés Pedro Coll Font, inventor de un planeador, en 1883.

En ese mismo año de 1930 regresa de nuevo a Estados Unidos, renueva su licencia y en su deseo de poder volar en su propio país reúne el dinero necesario para adquirir una avioneta Curtis-Wright CW-1 Junior, equipada con un motor radial de 3 cilindros de 45hp, la cual había sido introducida al mercado en 1931, nada distinta a los aviones ultraligeros de hoy. La avioneta tenía el serial 1222 y el número de registro NC11848, a nombre de Marcos Sarcos, con residencia en Miramar, Florida.

Este sería el primer avión certificado en manos de un particular en venir a Venezuela. Conociendo la actitud del gobierno nacional en relación con la aviación privada, ideó un ardid para tratar de generar simpatía en el oficialismo de la época: En la nariz del avión, bajo el logo de la Curtiss-Wright, hizo pintar el nombre “Rehabilitador”, uno de los tantos títulos con el que se adulaba a Juan Vicente Gómez, que en esos años se alternaba en el poder como presidente y ministro de Guerra. Los registros muestran que el avión fue traído a Venezuela el 12 de febrero de 1932. Mas, al llegar la avioneta desarmada en un buque, las autoridades de aduana la decomisaron sin reparar en el nombre que portaba el avión. El avión aparece en la lista de aviones “adquiridos” para la EAM en 1932, listado como “Avioneta Curtis“. Como se explicó en la introducción, no se permitía la aviación civil.

Sarcos Portillo hizo todo lo humanamente posible para recuperar su aeronave, sin éxito alguno, y como había sucedido antes con los primeros constructores de aviones de Venezuela, estuvo a punto de caer preso por desacato a la autoridad. Solo volvió a verla, ya inservible, en 1938. Una filmación de la época muestra una avioneta CW-1 Junior almacenada en el hangar rectangular de techo triangular construido para los hidroaviones en Boca de Río, Maracay, estado Aragua, en el sector cercano al lago de Valencia. Según los registros de la Curtiss-Wright, esta solo podría ser la avioneta de Sarcos Portillo.

En 1943, luego de muchos años sin volar, se inscribe en la Escuela de Aviación Civil Miguel Rodríguez, localizada igualmente en Boca de Río, casi al lado del hangar de los hidroaviones, y que había sido inaugurada en 1940, obteniendo su licencia de piloto venezolana como parte de la quinta promoción de egresados, en enero de 1944.

Desde allí, y aún en contra de la edad, retoma su carrera de aviación, trabajando como copiloto en las líneas aéreas Taca y Ransa. Para 1956 trabajaba en Veta, con licencia de tercera clase y 6.800 horas de vuelo en su haber. Se me informó que para esos años fue también jefe del Aeropuerto de Upata, nombramiento otorgado por el mayor Carlos Maldonado Peña, director de Aeronáutica Civil. Por último, trabajó en los aerotaxis en la región minera de Guayana, hasta que en 1965 un infarto lo aleja de la aviación que tanto amaba.

Según el historiador Iriarte, en 1969, con 67 años de edad, Sarcos Portillo mantenía una licencia vigente de piloto comercial. Continuó en el ramo como agente de aerotaxis. En 1972, ya con 70 años, la Dirección de Aeronáutica Civil le otorga licencia de instructor de equipos y materias aeronáuticas, cargo que desempeñó hasta sus últimos días en la Escuela de Aviación Mercurio Guayanés de Ciudad Bolívar. El 29 de septiembre de 1974, dentro del programa de actos elaborado para celebrar el 62º aniversario de la Aviación Civil Venezolana, la Dirección de Aeronáutica Civil le rinde un homenaje en Ciudad Bolívar, llevado a cabo por su titular, general Edgar Suárez Mier y Terán, quien hizo un recuento de la historia de la aviación venezolana y del aporte del capitán Sarcos Portillo.

Marcos A. Sarcos Portillo, maestro y guía de pilotos venezolanos e impulsor de la aviación civil, fallece en 1974 a los 72 años de edad. Vivía en una casa humilde del barrio Las Moreas, y en palabras del cronista Américo Fernández “rodeado de dignidad, de gloria y de miseria”.

Como recuerdo de su empeño se conserva aún en el Museo Aeronáutico de la Fuerza Aérea Venezolana en Maracay, el motor radial Szekely SR3, de 45 hp, de su avioneta Curtiss-Wright Junior; así como una placa en su memoria develada en 1975 en el Aeropuerto Internacional de la Chinita, en su tierra natal, Maracaibo, estado Zulia”.

Esta recopilación de la historia es dedicada a mi buena amiga la doctora Marianella Sarcos Porras, pariente lejano del primer piloto civil venezolano.

evelezr@gmail.com