Apóyanos

Por ahora -4.461.727 votos: la pérdida electoral del madurismo

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

La herencia mal administrada

Esta cuantificación seguramente es conservadora en un país donde más de 80% de los habitantes rechaza el sistema de gobierno totalitario de Nicolás Maduro; sin embargo, se expresa en la importante y decreciente expresión electoral, tomando como punto de partida los 8.184.383 votos de las presidenciales de 2012, obtenidos por Hugo Chávez, y administrados en lo sucesivo por Maduro, quien mediocremente dilapida la herencia y liderazgo representados en un caudal de votos de más de 56% de su base, que ahora gravitan en sentido adverso a la mal llamada revolución.

Con todo y que es conocido el control que tienen de las instituciones del Estado venezolano, en materia electoral es una aberración la falta de autonomía del CNE, órgano responsable de custodiar la voluntad del pueblo y que en la actualidad es un poder subordinado a los intereses de la tiranía. Sobre sus decisiones se teje un mar de irregularidades que lo deja desprovisto de toda credibilidad. Pero aun bajo este esquema de manipulaciones, no han podido soslayar en su totalidad la pérdida de apoyo de las distintas vertientes sociales al PSUV y al denominado Polo Patriótico.

En las elecciones presidenciales de 2012 el caudal de votos a favor de Chávez fue de 8.184.383, pero de allí en adelante comenzó el calvario con las presidenciales turbias en las que Maduro robó las elecciones a Henrique Capriles, que seducido por los compromisos con Odrebrecht no tomó iniciativas para reivindicar el apoyo popular que había recibido en esa oportunidad. En 2013, el PSUV y fuerzas aliadas registraron 7.517.999 votos, lo que representaba una disminución considerable de 666.384 electores, con una escalada de violencia, corrupción generalizada y violaciones sistemáticas de los derechos humanos de la población. En 2018, nuevamente en elecciones presidenciales fraudulentas, el PSUV y el Polo Patriótico registran 5.988.430 votos. Si tomamos como punto referencial al mismo Nicolás Maduro y las elecciones de 2013, la pérdida de electores se establece en esta oportunidad en 1.529.569 votos. Dos años después, con el acelerador a fondo rumbo al precipicio y de nuevo con elecciones amañadas de la Asamblea Nacional, donde eligieron al CNE de manera arbitraria e ilegal, modificaron circunscripciones, aumentaron la cantidad de diputados que se iban a elegir de 167 -como se establece en la Constitución- a 277, solo pudieron registrar 4.331.388 votos, una disminución con respecto al mejor puntaje de Maduro de 3.186.611 electores. Finalmente, en las elecciones regionales de 2021, el PSUV y todas sus fuerzas aliadas apenas pudieron registrar 3.722.656 votos, lo que se interpreta como la hecatombe de 4.461.727 votos con relación al máximo liderazgo y apoyo obtenido por Hugo Chávez en 2012.

Sumado el deterioro electoral a la crisis multidimensional que vibra en el país, las elecciones de 2021 dejan expuesto otros males existentes en la intimidad de quienes usurpan el poder en Venezuela, que son importantes de colocar en los escenarios de debates. Seguramente el más importante es la confrontación innegable dentro del madurismo y el chavismo, factores ya no convergentes y aparentemente en disposición de enfrentarse por el poder. En este aspecto se considera un punto de inflexión la pérdida electoral de Barinas, donde se intenta dar por sepultado el bastión de los Chávez y se erige en los últimos meses un movimiento impulsado a lo interno del chavismo liderado por Rafael Ramírez, algunos exministros de Chávez y su familia. Es quizás su último intento de desalojar a Maduro, cuando propiamente también son perseguidos por las asombrosas y dantescas leyendas de corrupción que coronaron en sus gestiones.

El PSUV+Polo Patriótico no está preparado para elecciones transparentes

El primer vicepresidente del PSUV, el teniente Diosdado Cabello Rondón, en su afán desesperado de protagonismo, ha estado a la caza de las narrativas del líder opositor Juan Guaidó para rebatirlas y contrariarlas, tratando de polemizar a su nivel, donde en palabras del propio Hugo Chávez, desde hace mucho está fuera de ranking. Hay muchos decisores  por encima de él, siendo los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, los de mayor importancia en el Ejecutivo y también en el núcleo de las negociaciones internacionales. Su representatividad en el sector militar desde su enfermedad de covid-19 también se contrajo con la baja de todos sus compañeros de promoción y el empoderamiento absoluto de Vladimir Padrino, que no le admite imposiciones bajo ningún concepto.

En consecuencia, la realidad del PSUV y el Polo Patriótico no es indiferente a la confrontación interna. Maduro ha jugado con los Rodríguez a mitigar el poder de Diosdado, quienes llegaron incluso a lanzar el partido Somos Venezuela que se ha consolidado como una fuerza en contra del PSUV,  lo que se vio en las primarias para la elección de candidatos a las gobernaciones, donde lograron imponerse sobre todo por las características despóticas y antidemocráticas de Diosdado, quien cerró todos los espacios de encuentro con los dirigentes históricos de esa organización.

Fanfarronea Diosdado al decir que el PSUV está preparado para un proceso electoral. Más allá del ventajismo y todas las persecuciones que imponen a su disidencia, o a los grupos opositores, el PSUV de hoy es carente de liderazgo y de credibilidad ante la base social que otrora respaldó a Hugo Chávez. El PSUV encontró en Maduro y Diosdado a sus más grandes detractores.

El Polo Patriótico es inexistente, no solo por la enemistad creciente con algunos factores imprescindibles, como lo es el caso del PCV, la desintegración de UPV, la cárcel de Pinto de Tupamaro, y las tantas persecuciones a los dirigentes de esos partidos, sino por la deficiente construcción de estructuras y liderazgo de esos partidos en las estructuras sociales del país.

Pese a los desesperados mensajes que avientan a la dirigencia para que vuelvan al PSUV o al Polo Patriótico, las repuestas son inexistentes, pues quienes se separaron de tal organización poseen como máxima razón de cambio la vuelta a la libertad y la democracia en el país. La fecha de las presidenciales será el punto de inicio de un gran movimiento de intereses nacionalistas que derrote la autocracia imperante en la actualidad.

@jufraga12

 

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional