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Piratas y corsarios en la Colonia

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Es muy común que cuando alguna persona escucha estas dos palabras piense que significan lo mismo y en realidad no lo es. Y como en este capítulo vamos a tratar esta materia y su relación con nuestra ciudad de Valencia, entonces vamos a proceder a establecer cuál es la diferencia entre ambos términos.

Corsario: se le llama corsario al navegante que a través de un oficio con sello real o la llamada patente de corso se le autoriza a capturar o saquear a los barcos mercantes de los reinos considerados enemigos y que se encontraban en guerra.

Pirata: era la persona que hacía esas mismas acciones, pero no tenía permiso de su país y lo hacía para provecho personal.

En esas condiciones, entonces muchos navegantes podían transitar entre esas dos posiciones dependiendo de la situación de conflicto bélico de la corona española con otros reinos de Europa.

Entre 1547 y 1800 España sostuvo guerras con las siguientes naciones:

Inglaterra: Con Inglaterra sostuvo dos: La primera desde 1585 hasta 1604, cuyos escenarios fueron Atlántico, Canal de La Mancha, España, Indias Occidentales, Inglaterra, Irlanda y Países Bajos.

La segunda desde 1796 hasta 1808 cuyos escenarios fueron Trinidad, Puerto Rico, Cabo de San Vicente, Bloqueo de Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Menorca, Cartagena y Batalla de Brion.

Francia: Con la nación gala tuvo una guerra entre 1635 y 1659 cuyas acciones fueron en Europa y la segunda que fue la Guerra de Independencia de España por la invasión francesa bajo el mando de Napoleón, la cual se desarrolló entre 1808 y 1814.

Holanda: Entre España y Holanda se desarrolló la Guerra de los 80 años desde 1568 hasta 1648 y que concluye con la independencia de los Países Bajos.

En el caso de Valencia este tema formó parte de la vida de sus habitantes en el sentido de que la ciudad de Borburata fue un blanco fácil de dicha actividad y las consecuencias de esa situación terminó por acabar con la ciudad y también llevó a que la Nueva Valencia del Rey fuese visitada por estos personajes.

Con respecto al reporte de hechos de vandalismo, podemos decir que de la información revisada solo encontramos un documento que habla de saqueos hechos por piratas de origen francés en la ciudad de Valencia, lo cual ocurrió en el año de 1677 y como podemos corroborar, en dicho año España no estaba en guerra con Francia, por lo tanto fue un acto de piratería.

Sobre esta materia debemos decir que las autoridades de la ciudad siempre estuvieron muy atentas a dicha situación porque, por ejemplo, uno de los caminos que comunicaba a Valencia con Borburata y que se le llamaba Camino de San Juan fue clausurado en el año 1675 y tuvieron que pasar 80 años (1755) para reconsiderar la medida, reparar el camino y ponerlo nuevamente en funcionamiento.

Otra cosa interesante es que como siempre llegaban noticias sobre la llegada o cercanía de piratas o corsarios en la zona, entonces El Cabildo comenzaba a preparar a los vecinos ante un eventual arribo de estos y para ello mandaban a convocarlos para pasar revista de las armas que poseían y saber con qué se contaba para defender a la ciudad y por otra parte se especificaba que los habitantes convocados debían tener entre 14 y 60 años de edad.

En este tema hablar solamente de los saqueos o la preparación ante la amenaza de los mismos sería tener una visión incompleta, pues tenemos que tomar en cuenta que en los siglos XVII y XVIII se fue permisivo con algunas situaciones que vamos a mencionar a continuación.

En primer lugar, hay que decir que de parte de los habitantes y comerciantes de la ciudad existió una conducta ambigua con respecto al cumplimiento de la ley, ya que antes de la llegada de la Compañía Guipuzcoana los agricultores vendían sus productos a ingleses y holandeses, obteniendo mejores ganancias que si hubiesen enviado sus mercancías a España. Esta situación llevó a que en el año 1711 el gobernador de la Provincia de Venezuela, Don Joseph Francisco de Cañas y Merino, para combatir este mercado ilegal en la Jurisdicción de Valencia, emitiera una orden el 7 de julio para que todas las canoas de los pueblos cercanos al lago fueran destruidas:

“Que todas las canoas así de naturales de los pueblos de los Guayos, San Diego, Guacara y de a más cuales quiera personas que de esta banda y de la otra de la laguna que navegan en ella se quemen por el grave perjuicio que de ella resulta.” “y mandado le expresa a sus (ilegible) no fabriquen estas ni alguna persona de cualquiera condición o calidad sopena de que sean castigadas gravemente. Por tanto habiendo quemado y roto todas las canoas que había desde el sitio que llaman del Hato Viejo junto a Mariara hasta la boca del río de Valencia y los que se precibieran de la otra banda de la laguna, ordeno y mando a todos los dueños de canoas que se han quemado y a todos cualesquiera estantes y habitantes y indios naturales de toda esta jurisdicción de cualquier estado, condición y calidad que no fabriquen ni tengan canoas grandes ni pequeñas en la dicha laguna de Valencia…””Por este asunto el cual se pregone al son de cajas de guerra”.

Después de la instalación de la Guipuzcoana se pretendió tener un mayor control sobre el comercio ilícito y por tal razón los pobladores buscaban siempre la forma de evadir los controles para obtener mejores dividendos.

El mecanismo por excelencia era entonces el contrabando y para que los productos pudiesen llegar a la costa, bien sea por Patanemo o directamente a Borburata, ocurrían dos hechos: El primero era que la acción la ejecutaban de noche y la segunda era que para evadir los controles de alcabalas tenían que tomar el llamado Paso de Luis o Camino de Luis cuya existencia documentalmente está reportada desde 1629, pero que muy probablemente ya existía antes de esa fecha. Y que solo fue hasta mediados del siglo XVIII cuando las autoridades decidieron mandar a cerrarlo.

Antes del año 1677 y según el trabajo del historiador Antonio Rumeau de Armas en su obra Los Viajes de John Hawkins a América (1562 – 1595) existe el reporte de otra incursión en Valencia a cargo del famoso corsario inglés Sir John Hawkins, quien tuvo una particular actividad en nuestra región porque él formó parte de ese «mercado» que muy curiosamente se desarrolló en la zona en el año de 1568.

El hecho está en que Hawkins llegó al puerto de Borburata procedente de la isla de Margarita el 14 de abril de 1568 y permaneció aquí reparando sus barcos y comerciando hasta el 1 de junio de 1568. En ese período entabló por escrito comunicación con el gobernador para ese entonces que era Pedro Ponce de León y Riquelme (1566-1569), quien estaba viviendo en la ciudad de la Nueva Segovia y curiosamente se hace referencia a que Hawkins también mandó una carta al obispo que estaba viviendo en Valencia y como para esa época solo había un obispo, él mismo tuvo que haber sido Fray Pedro de Agreda, quien fue obispo de Venezuela desde 1561 hasta 1579.

El gobernador Ponce de León le contestó que no podía permitir que él comerciara en Borburata, pues las leyes se lo prohibían. El obispo le manifestó que no podía reunirse con él en Borburata porque estaba indispuesto para hacer ese tipo de viaje.

A pesar de ello, Hawkins envió un grupo de sesenta de sus marinos comandados por Robert Barret para que fueran a Valencia y tomaran de rehenes a un grupo de los vecinos de la ciudad, para así obligar a las autoridades a que le permitieran el comercio. Sin embargo, esta misión resultó fallida porque alguien le debió haber pasado el dato a los valencianos, pues a la llegada de Barret a la ciudad esta se hallaba desolada.

Y sobre esta materia ya había experiencia porque 7 años antes hicieron lo mismo cuando llegó el Tirano Aguirre (1561) a la costa de Borburata y luego pasó a Valencia. Por otra parte, el número de habitantes no era grande y facilitaba la huida.

Al final, Sir John Hawkins pudo satisfacer sus esperanzas y gracias a su insistencia y a la mirada complaciente de las autoridades pudo vender sus esclavos negros y sus mercancías. así como llenar sus provisiones tanto para el consumo interno de sus barcos como para la venta en otras partes.

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