COLUMNISTA

Un piloto venezolano, miembro del famoso escuadrón «Richthofen»

por Enrique Vélez Enrique Vélez

Poca gente conoce el pasado del piloto venezolano Carlos Meyer Baldó, un hijo de padre alemán y madre venezolana que, nacido en Maracaibo, llegó a volar al lado del más grande de los pilotos militares alemanes de la Primera Guerra Mundial, el capitán Manfred von Richthofen, mejor conocido como el “Barón Rojo”.

Presentado en Maracaibo, en la iglesia de Santa Lucía, el 24 de abril de 1896 con el nombre de Karl Otto Meyer Baldó, viaja a temprana edad con su familia a Caracas y a los 12 años es llevado a Hamburgo, donde finaliza sus estudios.

En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, ya con 18 años, se alista como soldado voluntario en el ejército alemán. Destacado en el escuadrón tercero del Regimiento de Caballería Dragones N° 9, fue transferido al frente oriental. Durante el tiempo que estuvo en combate en el frente, por su destacada actuación y valor demostrado, obtiene su ascenso a teniente y primera condecoración, la Cruz Hanseática.

A finales del año 1916 decide inscribirse en el Departamento de Aviadores de Remplazo y recibe entrenamiento en los aviones Albatros B. III, y se gradúa de piloto a principios de 1917.

El 1 de febrero de ese mismo año es destacado a su primera unidad de combate, Departamento de Aviadores de Artillería FA(A) N° 201, donde volaría Albatros C. III y LVG C. V., aviones biplano, biplazas de reconocimiento, de amplia fabricación en Alemania. Su misión era la observación y fotografía para corrección de tiro de la artillería alemana, sobre posiciones enemigas. Desarrolla su vuelo con tal precisión y a tan baja altura que destaca entre sus compañeros por su arrojo y valentía, recibiendo una mención de honor compartida con su observador y artillero, el teniente Eduard Palz.

Es a finales de junio del año 1917 cuando el capitán Manfred von Richthofen “el Barón Rojo” (80 victorias), comandante de la Unidad de Escuadrones de Caza N° 1 Jagdgeschwader N° 1 (JG1), buscando pilotos para su escuadrón Jagdstaffel (Jasta) 11, elige al piloto Carlos Meyer Baldó, por su reconocida pericia y valentía, siendo este recomendado por sus superiores del FA (A) 201 y el 14 de julio es asignado a la unidad de vuelo más famosa de la aviación alemana y reconocida en todo el mundo. Donde además de Meyer, entre los más destacados pilotos estaban teniente Kurt Wolff (22), teniente Karl Schäfer (15), el hermano de Manfred, Lothar (15) y Sebastián Festner (10).

Tres días después de su ingreso al Jasta 11, es alcanzado por la metralla, en un feroz combate aéreo al sur de Bélgica, con el piloto inglés, del Real Cuerpo de Vuelo RFC, capitán Noel William Ward Webb (14 victorias), logrando Meyer, estando herido, aterrizar su biplano Albatros D. V. en el aeródromo de Marckebeke, en Cortrique, Bélgica para ser atendido.

Poco después recuperado de sus heridas, el 31 de julio, Meyer logra su primera victoria derribando un R. E. 8 del Real Cuerpo de Vuelo RFC, piloteado por el teniente A. Longton y el artillero segundo teniente T. Carson, en un duelo desarrollado sobre los cielos de Passendale, Bélgica, durante el desarrollo de la tercera batalla de Ypres. Esto le hace acreedor de su primera Copa de Honor, como vencedor en combate aéreo.

Su segunda victoria confirmada se desarrolla el 15 de septiembre, se lleva a cabo en conjunto con su compañero del Jasta 11, el teniente Hans Georg von der Osten, quien enfrenta un biplaza británico De Havilland D. H. 4 sobre Frezenberg, Bélgica. Es atacado inicialmente por Von der Osten; pero al bloquearse sus ametralladoras, debe ser auxiliado por Meyer, quien termina obligando a los británicos, teniente T. Denson y segundo teniente E. F. Loyd a aterrizar y ser capturados por el ejército alemán.

Permanece en el Jasta 11 hasta el 1 de diciembre cuando es transferido al Jasta 4, igualmente parte del JG1 del comandante Von Richthofen y comandado por Kurt Bertram von Döring (11). Con dos victorias confirmadas y la Cruz de Hierro en su segunda clase, Meyer seguiría cosechando victorias.

Operando aeronaves Pfalz, Albatros y el famoso Fokker triplano, así como el superior Fokker D. VII, continúa derribando aviones enemigos.

El 28 de junio de 1918, al mando de un Fokker D. VII, sobre los cielos de Corcy, Francia, consigue su tercera victoria confirmada, derribando al as francés, René Montrion al mando de un Escadrille SPA 48.

Su cuarta victoria confirmada tendría lugar el 15 de julio, al norte de Fossoy, Francia, cuando le toca enfrentar un SPAD S. XIII, derribándolo, pero sin poder ser identificado el piloto del Servicio del Aire Frances (FAS).

Su quinta victoria y con ella se convertía oficialmente en as de Caza de Alemania, se produce un 18 de julio de 1918 al derribar un Sopwith Camel del 17th Escuadrón Aéreo de Estados Unidos. Combate aéreo sucedido en la zona de Marzuil, Francia. Se cree puede haber estado piloteado por el teniente Floyd Morrison, habiendo sobrevivido.

Su avión Fokker D. VII con su distintivo óvalo blanco con borde negro, con un perro bóxer negro, jadeante y encadenado, en cada lado del fuselaje, asociado en burla a los ingleses, se hizo famoso con el nombre del “Bóxer Jadeante”.

Ya para esa época, el comando del JG1 había pasado a manos del capitán Wilhelm Reinhard para luego ser comandado por el teniente Herman Göering (22), pues el 21 de abril de 1918, el Barón Rojo había sido derribado de un disparo hecho desde tierra, en la zona de la villa de Bertangles, localidad de Sailley le-Sac, y falleció.

El 19 de septiembre de 1918, Meyer es enviado como instructor a la escuela alemana de pilotos de caza N° 11, para entrenar nuevos pilotos. La formación y disciplina alemana de su padre aunado a la jovialidad y simpatía del carácter latino de su madre, lo hacían, un caballero afable y educado lo que, sumado a su experiencia en combate aéreo, lo convirtieron en un excelente instructor.

Después de terminada la guerra y posterior a la muerte de su padre, la recesión reinante por el conflicto afecta a los Meyer, por lo que Carlos Meyer Baldó decide regresar a Venezuela en 1926.

En 1931 y por diligencia de su amigo Florencio Gómez Núñez, quien intercede ante Juan Vicente Gómez, entra a la escuela militar ese mismo año, que estaba en plena reestructuración.

Se le reconoce el grado de teniente, siendo nombrado subinspector e instructor adjunto de la Escuela de Aviación Venezolana.

Regresa a la patria que lo vio nacer, para hacer lo que más amaba, volar y enseñar el cómo hacerlo.

Desafortunadamente fallece trágicamente el 27 de noviembre de 1933, al estrellarse debido a la falla y deformación de un ala del biplano Stearman C-3B que piloteaba en compañía del mecánico Héctor Arias.

En sus exequias le fueron rendidos los honores militares correspondientes a su investidura y el gobierno alemán, por instrucciones del antiguo comandante del Jasta 11 y para entonces su ministro de Aviación, general Hermann Göering, le fue depositada una corona al teniente Carlos Meyer Baldó (5) as de Caza de Alemania y viejo camarada de armas del escuadrón “Richthofen”.

Una historia para ser contada, pues muchos de nuestros hijos, como Carlos Meyer Baldó, volverán de regreso a la patria para hacer de este nuevamente un gran país.

evelezr@gmail.com

P.D: Una historia para todo aviador venezolano, pero en especial para mi viejo amigo capitán Alejandro Torres, otro piloto maracucho fuera de serie, gran admirador de Carlos Meyer Baldó, y el único venezolano poseedor de los 7 CFI (Certified Flight Instructor) de la FAA.