Cuando hacia finales de 2017 aseguramos que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) solo produciría 1,2 millones de barriles a principios de 2019 de continuar Maduro en el poder¹, fuimos tildados de apátridas y “vendidos al imperio”, en especial por una rancia y desequilibrada senectud que apoya al madurismo, la cual solo está llena de resentimientos, odios y venganza, sin importar que nuestros niños sufran de desnutrición, o mueran en los hospitales por falta de medicamentos, llegando incluso a justificar semejantes fallecimientos por un supuesto “bloqueo” de parte de Estados Unidos, pero callan cuando se les pregunta, por ejemplo, ¿por qué China, Rusia, Irán, Turquía u otros “socios” no envían los alimentos y medicinas que necesita Venezuela y esta les paga en “petros” o sus propias monedas?
Esa misma vejez “intelectualoide” –tomando como referencia el neologismo de Nicolás Maduro– también se atrevió a desmentirnos cuando en esa oportunidad denunciamos que Pdvsa estaba camino a ser asaltada en su producción para ser vendida a precio de gallina flaca a través de una negociación que en las altas esferas del madurismo han denominado Sociedad de Inversión y Registro de Crudo (Sirec)², lo cual, por supuesto, llaman “inversiones de países amigos”, cuando en la praxis sabemos que significa el remate de la industria petrolera.
De hecho, la reciente visita de Maduro a Rusia, además de que prácticamente se hizo forzando la agenda de Putin, se debió fundamentalmente a la amenaza del presidente de Rosneft Oil Company (Rosneft), en visita a Venezuela, de demandar ante instancias internacionales a Pdvsa por el incumplimiento en los envíos de crudo a esa nación como parte de pago por las deudas contraídas por el madurismo con esa gigante petrolera, y obviamente una decisión de esa magnitud afectaría el apoyo político que aún mantiene de Rusia.
Incluso, una medida de afectación de ese nivel también pudiera arrastrar el propio apoyo de los chinos, máxime cuando Rosneft acaba de firmar sendos acuerdos con los chinos en materia enérgica³, o sea, Maduro prácticamente fue a rogarle a Putin que intercediera por su “gobierno” ante una decisión autónoma de la petrolera rusa, prometiendo que en este 2019 van a “incrementar” la producción y consolidar el “despegue petrolero”.
Aunque parezca contradictorio, y Venezuela –por acuerdos rotativos– asuma a partir de 2019 la presidencia de las asambleas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)4, la verdad es que tal acción solo la acepta por razones de carácter político, para intentar hacer ver ante el mundo que todavía cuenta con apoyo geopolítico y de influencia en el campo petrolero mundial, pero en realidad sus opiniones y demandas en el plano enérgico no solamente se ha convertido en una voz en del desierto, sino que la realidad de una de las condiciones impuestas por Rusia y China para seguir “invirtiendo” en Venezuela en la producción de crudo es su salida de la OPEP.
En efecto, si tanto a China como Rusia les interesara la OPEP, hace tiempo se habrían “asociado” a tal ente de acuerdos petroleros, pero es obvio que la influencia que ejerce Estados Unidos sobre ese organismo, a través de los países árabes, en especial el totalitarismo que controla Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo del mundo, los hace inviables en ese contexto de divergencias no tanto políticas –por aquello de perpetuidad en el poder– sino de intereses económicos. Verbigracia, Rusia mueve su producción conforme sean sus ganancias en el mundo del negocio petrolero, sin injerencia de la OPEP y menos por sugerencia de los norteamericanos.
Ante ello, las inversiones de unos 5.000 millones de dólares que han prometido los rusos en el contexto petrolero venezolano, y similar cantidad los chinos sobre “inversiones” conjuntas en la llamada faja petrolífera del Orinoco, no podrán revertir la situación de caída de la producción de Pdvsa. Además, tenemos que sumarle que entre 20.000 a 30.000 trabajadores se van de la otrora poderosa estatal de crudo en este 2018, en la que muchos ni siquiera renuncian sino que abandonan sus puestos de trabajo, aunado a que la calamidad de producción interna de derivados del petróleo, como gasolina, diesel y lubricantes, coloca en claro que el juego de chinos y rusos en disimular una “inversión” que solo motorice la destrucción y quiebra de Pdvsa.
Una realidad de este tipo llevará hacia finales de 2019 la producción petrolera de Pdvsa a solo 500.000 barriles diarios, es decir, ni siquiera será suficiente para los envíos de crudo a China por los miles y miles de millones de dólares que les adeudamos por plata que fundamentalmente se ha ido en corrupción, sino que ante tales compromisos lo que han llamado Sirec será capitalizado todo en favor de las petroleras rusas y chinas no solo con las acciones de lo queda de Pdvsa, sino que incluso la faja del Orinoco y los pozos del lago de Maracaibo serán otorgados como parte de pago en una especie de concesión, que será materializada con la mal llamada “Corporación de Petróleo” que el “constituyente” y asesor petrolero David Paravisini ha recomendado realizar al madurismo, y cuyo punto lo tienen muy bien definido en la próxima “constitución”.
El madurismo solo contempla su perpetuidad en el poder. Esa es la razón por la cual les resulta mejor tener que entregar Pdvsa a chinos y rusos, porque eso supuestamente les garantizaría ese perverso fin político, mientras Venezuela termina de hundirse en el hambre y la miseria, porque resulta obvio que el pueblo no tendrá ni un dólar en tales negociaciones, y menos un ápice de desarrollo social, sino, al contrario, destrucción de sus recursos naturales y minerales.
El madurismo aún piensa que por magia logrará aumentar la producción petrolera. La verdad es que, si este grupo político continúa en el poder, hacia finales de 2019 Pdvsa solo estará produciendo 500.000 barriles diarios, y una condición sine qua non tanto de chinos como de rusos para salvarle el pellejo a Maduro será la salida de Venezuela de la OPEP. Es más, Putin y el presidente de Rosneft se lo han dejado muy claro. Uno en su visita a Venezuela, y el otro en Rusia, mientras que los chinos solo se moverán conforme sus intereses económicos continúen su dinámica de explotarnos al máximo.
La realidad petrolera está clara, Pdvsa dejará de ser una empresa venezolana y su salida de la OPEP será inminente si Maduro continúa en el poder. Si alguien aún tiene dudas, solo vea los bombarderos rusos surcando el espacio aéreo venezolano, o sea, la entrega del país y sus recursos naturales a fuerzas extranjeras, mientras estas garanticen el poder político a la cúpula criminal que controla Miraflores.
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¹ https://www.aporrea.org/energia/a256250.html
² https://www.aporrea.org/energia/a265677.html
³ https://www.rosneft.com/press/releases/item/193095/
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