COLUMNISTA

Paz para el mundo

por Arminda García Arminda García

No es fácil lograr ese nivel de armonía deseado en el mundo, que permita a la humanidad convivir en un entorno donde predomine la paz, sin embargo, es tan importante este valor, pues representa el equilibrio necesario para instaurar una estabilidad y certidumbre donde no exista la violencia.

Para que sea posible la paz, se requiere promover una interacción armoniosa entre los distintos grupos de individuos, pertenecientes a diferentes sectores y estratos sociales, dejando dicho que el punto de partida para lograr un entorno pacífico debe provenir de los mismos integrantes de la sociedad.

Es así como se entiende por mantener la paz no solo la carencia de conflictos bélicos y armados, sino además se refiere a muchos otros aspectos, desde el respeto a los derechos humanos, las acciones para prevenir las guerras, la concientización de la colectividad, la educación para fomentar la cultura de la paz, entre muchos otros, que contribuyen a lograr la sana convivencia.

Por esta razón, es importante afrontar los desacuerdos y solucionarlos de manera civilizada. Esto representa, además, evitar la confrontación, no permitir abusos y propiciar la justicia que permita mantener la tranquilidad pública. Significa, entender las diferencias, así como las distintas ideologías, para lograr una posición coincidente que facilite la unión de esfuerzos hacia metas comunes.

Para que esto sea una realidad, es necesario contar con un orden establecido, normas, pautas de convivencia y justicia, donde todos los individuos sean respetados, cuenten con los mismos derechos y oportunidades de desarrollo. De esta manera, se puede decir que la convivencia pacífica, sin duda, beneficia el progreso de la sociedad, pues favorece su estabilidad y organización con ese fin.

Por otro lado, fomentar la cultura de paz en la sociedad, que propicie el respeto a los principios de bienestar de los habitantes, puede generar el rechazo a la violencia, la resolución de conflictos con base en la equidad y la lealtad a los principios de la sociedad, facilitando la justicia, el respeto a las diferencias, sin que los individuos se sientan amenazados.

Es así como se entiende la importancia de realizar grandes esfuerzos para desarrollar la capacidad de superar desigualdades en la sociedad sin recurrir a la violencia, lograr el bienestar social, la cultura de paz y justicia, para velar por una convivencia armoniosa entre los distintos pueblos y naciones del mundo.