Venezuela va en camino de romper un récord mundial, en ocho años ha tenido ocho sistemas cambiarios y lo más impresionante es que todos han fracasado, bueno, no han tenido éxito para 99,999% de los venezolanos, pero seguramente hay un puñado de camaradas a los cuales sí les ha ido muy bien con esos sistemas. Hoy es absurdo venderles a los venezolanos que el control y los disparatados sistemas cambiarios adoptados, han generado bienestar y han cuidado de las reservas internacionales (el saldo es tan paupérrimo que hasta en default desordenado caímos). Pero qué importa el resultado económico para el país si como gobierno puedo tener férreo control sobre el sector privado (y, de paso, ayudar a camaradas).
La falta de inteligencia para darse cuenta de que esos sistemas cambiarios generan corrupción, fuga de capitales, mercados paralelos y distorsiones en la economía no ha existido para ponerse creativos en buscar nombres para ellos: Sitme, Sicad 1, Sicad 2, Simadi, Cencoex, Dipro, Dicom 1, Dicom 2. Y todos tenían un objetivo: destruir algo que supuestamente no existe y, por lo tanto, no tiene injerencia en la economía venezolana (la página que da una tasa especulativa, maluca y antivenezolana).
¿Por qué en Bolivia y Nicaragua no hay control de cambio? Porque los camaradas Morales y Ortega, aunque muy de izquierda y socialistas, no son gafos para entender que en economía el manejo se hace con la derecha, con pragmatismo. Si usted toca la economía con la izquierda, usted genera inmediatamente hambre, pobreza, escasez, inflación, desagrado social, desastre. La izquierda es maravillosa para vender eslogan estilo Corín Tellado sobre las injusticias de la vida, pero aún en el mundo hoy se sigue buscando su primer éxito económico.
El nuevo Dicom (o el Dicom 2 o el Dicom fuerte o el Dicom papeado, como usted le quiera poner) trae algo bueno con el Convenio Cambiario 39: se acabó Dipro. El regalo de dólares a 10 bolívares cierra su fase de enriquecimiento. Pero tranquilos, este nuevo sistema debe traer caramelos para los que se estaban privilegiando del anterior.
Debemos estar claros: la única política cambiaria óptima para Venezuela hoy es una sola, el desmontaje rápido del control de cambio, se acabó el tiempo para la gradualidad. El problema económico venezolano es tan grave que no admite esperar a que se vaya a un sistema dual donde se trabaje por la convergencia; ya no, ahora el ejemplo es el desmontaje argentino, hay que hacerlo rápido y con bases económicas sólidas, no vale retrocesos.
Este Dicom nace con plomo en el ala. Lo primero, ¿dónde está la oferta de divisas? Si hay algo que el madurismo ha hecho muy bien es extinguir la generación de divisas del sector público, a pesar de que el precio del petróleo sube como la espuma. El gobierno quiere una “mordidita” de las remesas, ese dinerito que la diáspora envía a sus familiares en Venezuela para que sobrevivan. ¿Quién iba a pensar que eso ocurriría en este país? Pero para eso debe reconocer la tasa del odiado mercado paralelo para generar incentivos. ¿Quién va a cambiar a 10%-20% sus divisas cuando necesita ayudar a seres queridos? ¿Quién quiere anotarse y hacer un papeleo ante un gobierno que ama controlar y perseguir? Lo otro es que este nuevo sistema le tiene alergia a vender dólares, prefiere hacerlo con euros, rupias, rublos, morocotas, etc. ¿Operativamente el gobierno puede hacer eso? ¿Le abrirá cuentas en esas monedas a cada persona que salga beneficiada? ¿Las sanciones y los problemas de corresponsalía no le atan de años para enviar dinero? Si usted espera algo bueno del Dicom, usted no ha entendido qué sufre Venezuela.
¿Por qué no liberar y se acaban tantos problemas en nuestra economía? Piense mal y acertará. Mientras el PSUV esté en el poder, NO habrá liberación, pregúntele a Aristóbulo.