Nicolás Maduro, al ejecutar su plan de realizar un simulacro electoral para fingirse ganador, no haría más que una práctica de onanismo político que tendría las mismas o peores consecuencias que la antes perseguida aplicación de la Carta Democrática de la OEA, ya que por anticipado la Unión Europea y otros países del área no adscritos al organismo, así como también Estados Unidos y Canadá y los más importantes y decisivos países de Suramérica, han decretado que no reconocerán esos resultados. Esto implicará que para ese conglomerado de naciones él dejará de ser reconocido. Para el mundo Venezuela será un país sin presidente y, en consecuencia, a ninguna autoridad nombrada por él se le reconocerá legitimidad.
Increíble pero cierto, el 23 de abril Maduro aparecerá reeligiéndose para un nuevo mandato de 6 años como presidente, pero, Venezuela afuera, Maduro ya no lo será más, será un ciudadano común y corriente, sin privilegios de investidura alguna y, peor que eso, un usurpador reclamable por cualquier tribunal que en cualquier país se le podrá llamar a responder por los muchos delitos que se le imputan, como, por ejemplo, su participación en el caso de los narcosobrinos que se corresponde con toda una trama de la delincuencia organizada, que actúa sin fronteras y que tiene en Estados Unidos un caso específico procesado y sentenciado judicialmente, así como también otros en fase de investigación.
A partir del 23 de abril Venezuela no tendrá representación diplomática en ninguno de los citados países, ni en ninguno de los organismos multinacionales que existen. Cero embajadas, cero canciller, cero contratos internacionales, nada. Venezuela será un país sin presidente que pueda ejercer representación de ningún tipo más allá de sus fronteras, una situación peor que la de Cuba.
En Estados Unidos hay una muchedumbre de “testigos protegidos”
En efecto, el fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Joon H. Kim, formalizó ante el juez Paul Crotty el señalamiento de que Nicolás Maduro habría aprobado la actividad delictiva de Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores para narcotraficar cocaína hacia Estados Unidos. Hay la especie de que el piloto del avión que los trasladó, un militar, se entregó a la DEA. Y por allí andan delicadas confesiones de personas como el ex magistrado Eladio Aponte Aponte, el general Hebert García Plaza, el ex ministro Rafael Isea, Leamsy Salazar, Martín Rodil, Adam Kaufman, Manuel Varela, Adrián Velásquez, Claudia Díaz Guillén, Luis Javier Díaz y Luis Díaz, entre otras, que ahora mismo están en condición de “testigos protegidos” que darían fundamento irrebatible a una causa que se encuentra en estado latente.
En Brasil
El representante de la empresa Odebrecht en Venezuela, Euzenando Azevedo, acogiéndose a la ley que beneficia a quien delata para que le redujeran la condena en el juicio que siguen en Brasil, confesó que concretamente a Nicolás Maduro le dio 35 millones de dólares cuando se desempeñaba como canciller.
Por otra parte, la fiscal Luisa Ortega Díaz compartió con el procurador general de aquel país, Rodrigo Janiot, sobre las implicaciones corruptas de Odebrecht en Venezuela, en las que la empresa habría repartido 98 millones de dólares entre los años 2006 y 2015, según delató el representante de dicha empresa ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos, delación que es el embrión de otra causa judicial en Norteamérica.
Pero aquella monstruosa trama de corrupción no se quedó solo en esos 98 millones de dólares, pues los contratos por distintas obras, pagados por adelantado y nunca ejecutados, alcanzaron la cantidad de 30.000 millones de dólares que se han regado en el planeta formando una maraña de paraísos fiscales, empresas fantasmas y bancos donde se han trasegado inmensas fortunas para ser legitimadas.
Hay un expediente penal en Brasil con los detalles de aquella trama delictiva que abarca 40 proyectos desde el año 2002, y con lo que se produjo un robo a la nación de cerca de 30.000 millones de dólares pagados por adelantado por obras que jamás se concluyeron tales como el puente sobre el Orinoco, represa de Tocoma en Bolívar, Metro Guarenas-Guatire, segundo puente sobre el lago de Maracaibo (puente Nigale), proyecto Tuy IV, autopista Santa Lucía-Kempis, represa de Cuira, astillero en Sucre, puesta en marcha de la Siderúrgica Nacional José Abreu De Lima, proyecto de Desarrollo Integral Socialista de Producción Agrícola en el valle de Quíbor, entre otras.
¿Es posible que reclamen penalmente a Maduro por esas causas?
Absolutamente sí. Es posible. Aquella causa por la corrupción Odebrecht está en curso en Brasil, y la referida al narcotráfico y lavado de dinero está latente en Estados Unidos. A Maduro no lo han llamado a ella porque ostenta el cargo de presidente, el cual ya no le será reconocido a partir del próximo 23 de abril y, en consecuencia, le podrán librar orden de captura internacional. Y según ha anunciado la fiscal Ortega Díaz, Maduro aparece implicado en otros casos de corrupción orquestados desde México y desde España cuando menos.
El papel que corresponde a la fiscal Luisa Ortega Díaz
Voy a repetir lo que en varias de estas columnas he escrito, antes y después de su separación del círculo del poder Chávez/Maduro: no tiene ningún sentido que a cada acto de la fiscal se le descalifique por sus pecados de lo que hizo o dejó de hacer cuando en Venezuela ejercía el cargo; eso inhibe no solo a ella, sino a cualquier otro que pueda hacer aportes a la causa por la libertad de Venezuela. Por ejemplo, en el caso de la confesión que ha dado sobre la condena a Leopoldo López, eso es un argumento para reclamar su liberación como se está haciendo. Es decir, es positivo que haya reconocido y revelado públicamente las interioridades de aquel juicio, y así sucesivamente. Mi lema que vengo pregonando desde que ella se desmarcó del régimen ha sido y sigue siendo: “Después pelearemos por lo que hiciste o dejaste de hacer, por ahora te apoyo en la lucha por la libertad de Venezuela”.
Lo que sí hay que reclamarle a Luisa Ortega Díaz es concreción, que hilvane una actividad de persecución penal en cada uno de los países donde hay causas que puedan llevar a que se libren órdenes de captura contra Maduro y su banda criminal que martiriza al pueblo venezolano. Que busque el modo procesal –que seguramente hay– de participar, de litigar, intervenir directamente en aquellos procesos, con base en los convenios de cooperación existentes entre fiscalías o por medio de abogados y/o fiscales en cada país en cada una de aquellas causas en Estados Unidos, en Brasil, en México y en cada rincón del planeta donde los tentáculos de esa mafia haya tocado.
Luisa Ortega, te queremos ver instalada, litigando con fuerza, entrando y saliendo de aquellos tribunales y fiscalías e informando al respecto. Es tiempo de concreción.
Mi llamado final a la doctora Luisa Ortega Díaz:
Yo, que antes persistentemente te he enfrentado pública y judicialmente, te lo pido, te apoyo, y de mi parte te absuelvo si concretas este anhelo de millones de venezolanos: una orden de captura contra Nicolás Maduro Moros.
El 23 de abril esperamos verte anunciándolo, aunque si es antes, ¡mejor aún!
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