COLUMNISTA

Obreros de Hiram Abif. El arte de construir

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

(Continuación). La virtud viene del griego “arete” y del latín “virtus” que traduce: fuerza de carácter, capacidad, cordialidad, perseverancia, etc., se trata de habilidades que el ser humano adquiere por su disciplina, constancia y lo hace diferente de los demás. Es una cualidad que se considera buena y correcta. Cuando la consideramos “cualidad humana” es una persona con paciencia, pero si la consideramos como moral, es una persona de buena conducta.

En filosofía, “es el esfuerzo que domina las pasiones”. Para que la “virtud” se desarrolle tiene que estar unida al esfuerzo y lucha. Hay que recalcar que no debe confundirse con honradez y caridad. En resumen, la virtud es como una fuerza interior, que te conduce a correctas decisiones en situaciones adversas. Según el estado de conciencia de una persona, también tiene un nivel de virtud inherente: el ser humano verdadero es el iniciado en los misterios menores. El ser humano trascendente, realizado, es el de los misterios mayores.

Un ser humano virtuoso, tiene la capacidad de hacer buenas acciones sin que lo limiten los sentimentalismos y las emociones. Solo lo mueve el amor. La masonería evolucionó de lo “operativo a lo especulativa” para transmitir sus enseñanzas por medio de los “símbolos”, para el logro de una mejor comprensión de los misterios menores. Y debe transmutar sus vicios y pasiones en actitudes y normas virtuosas, y le convierte en una persona diferente, no especial dentro del contorno social donde se desenvuelve.

La masonería como en la alquimia es llamada el arte real y tiene como base fundamental la famosa frase del templo de Delfos: “Conócete a ti mismo”, que encierra todo el sentido de la masonería como sendero iniciático.

La relación entre la masonería y la alquimia viene desde tiempos muy antiguos. El arte real es lo que constituye la “ascesis masónica” (ascesis deriva del griego “askesis”, que significa… esfuerzo metódico, esfuerzo voluntario, consiente y autodisciplina) y simbólicamente se encuentra en el V.I.T.R.I.O.L.

Para poder comprender la ciencia hermética se debe estar dotado de una percepción trascendente, que es lo que conduce a la realización efectiva y avanzar sobre una base sólida en los misterios del arte real (nuestros augustos misterios).

Y es por esto que el conocimiento verdadero de las ciencias herméticas y esoterismo no están al alcance del que quiere, sino de quien puede, en resumen un ser “cualificado”. El objetivo del hermetismo no es mostrar al mundo profano una creencia nueva, sino una síntesis de todas. La alquimia es la aplicación del hermetismo hacia la comprensión de los misterios menores, y es una preparación para los misterios mayores, que constituye el aspecto metafísico de la iniciación tradicional, porque está más allá del físico.

El objetivo de la ascesis alquímica es hacer pasar al iniciado del estado burdo, cuerpo terrestre, al estado solar de “cuerpo glorioso”. Cuando se es un iniciado verdadero en el arte real, el neófito se convierte en un ser nuevo mediante el arte de pensar y de meditar, basado en la tolerancia o imparcialidad entre lo verdadero y lo falso. Solo el arte real enseña al ser humano a perfeccionarse a sí mismo y a gobernarse a sí mismo. Si no pone en práctica, sinceramente, el arte real, sigue siendo un profano, no importando que haya recibido los grados simbólicos.

El iniciado que practica el arte real comienza a expandir conciencia y vive consiente y decididamente su existencia en este plano, por lo tanto la vía iniciática solo es comprendida por los consientes y cualificados: “oyen la voz de su íntimo» para alcanzar lo trascendente. El iniciado actúa con rectitud, en escuadra, con acciones justas y así aportamos orden en nuestros actos, porque con el caos nunca alcanzaremos la libertad interior. (Continuará).