Juro que si juras ante lo que quiero que jures no te quitaré lo que constitucionalmente tienes que administrar, coordinar y dirigir en tu estado, o sea, juro que no violaré más la Constitución, desde todo lo que la he violado, cuando logré en complicidad con el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia instituir una “constituyente” sin la aprobación del pueblo.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures más nunca volveré a decir que ustedes son arrastrados del imperio, y menos que cumplen órdenes de Trump. Eso quedará para los burgueses que se reúnen con los sifrinos que controla “la mantuana”.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures iré por el mundo diciendo que en Venezuela todo es “paz y felicidad”. Que no hay hambre, ni escasez de alimentos y medicinas. Que eso de la inflación es una utopía, y que cuando hablan de colectivos armados y delincuencia son malas lenguas que buscan desestabilizar la “democracia plena” que vivimos en Venezuela. ¡Total! El prefijo neo solo aplica cuando se refiere a neoliberalismo, eso de neototalitarismo es invento de unos dizque “intelectuales” de pacotilla, que solo buscan divulgación de sus retóricos planteamientos a nivel mediático y mal llamadas “redes sociales”.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures que si algunos de los estados fronterizos o insulares llegara a insinuar el solo querer declararse independientes de Venezuela, como nosotros públicamente apoyamos que Cataluña se pueda separar de España; verbigracia, es que si el pueblo de esos estados se levantara en legítimas protestas, pidiendo la separación de sus espacios y territorios de Caracas, nosotros en vez de aplicar por separado la acción de echarles plomo, bombas lacrimógenas, gas del bueno, y el asomo tanto de “la ballena” como del “rinoceronte”, aplicaríamos todas esas “herramientas legales” y “constitucionales” de manera simultánea, para preservar la “integridad territorial” ante cualquier ataque de “terroristas” y “guarimberos”.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures no volveré a decir ante la opinión pública que he pagado más de 65.000 millones de dólares en deuda externa, mientras una parte del pueblo se muere de hambre, al punto de que comen de la basura o los desechos sólidos que son arrojados en la vía pública, aunque la verdad es que nuestros asesores me están diciendo que diga a la opinión pública que esas personas son “individuos” contratados por el imperio y la oposición apátrida con el fin de desarticular y desestabilizar nuestro íntegro gobierno. Por ahora, te puedo jurar que eso no lo diré en mis encendidos discursos políticos.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures diré que voy a apoyarte en todo lo que me pidas, aunque al candidato perdedor de mi partido en tu estado lo designe como “protector” de esa zona geográfica, a sabiendas de que esa figura no existe en la Constitución, pero, como tú juras ante lo que quiero que jures, me basta que esa “constituyente” declare el “acto constituyente” y, por ende, todo quede en la más absoluta “legalidad”, aunque en el fondo tú y yo sepamos que eso carece de legitimidad.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures ese poco de enfermos, mal llamados “pacientes”, que viven quejándose porque no encuentran los medicamentos en farmacias ni centros asistenciales públicos ni privados, cuando se infecten en tu región de difteria, paludismo, malaria o sarampión, no diré que fue por culpa del gobernador o la gobernadora, sino apelaremos al remoquete de la “guerra bacteriológica”, es decir, le echaremos la culpa a cualquier fantasma que nosotros llamamos como lacayos de Trump.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures cuando el pueblo salga a protestar en las calles, porque no tiene agua, luz o no encuentra suficientes unidades de transporte público, o porque simplemente el dinero no le alcanza para comprar los alimentos básicos y esenciales, diremos que los protagonistas son una gente aburguesada que solo pretende alterar el sistema constitucional de manera fraudulenta y desesperada. Recurriremos al discurso repetido del “saboteo”, debidamente documentado con las fotografías que tenemos para tales casos, y de esta manera generar la duda sobre lo que denominamos como “oposición apátrida”.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures invocaré el principio político de que somos “chavistas”, empleando espacios informativos oficiales en donde aparezca la imagen del presidente fallecido, aunque en la práctica haya entregado para la más espantosa explotación irracional toda la biodiversidad y riqueza natural de los estados que integran el sur de Venezuela, sin obviar que la mayoría de nuestros ingresos (divisas) por concepto de renta petrolera son invertidos, como ya lo dije, en el pago de deuda externa, sin importar cuánto sufra el pueblo por la supresión de importaciones básicas y esenciales.
Juro que si juras ante lo que quiero que jures si por alguna razón yo saliera del poder, junto con la cúpula que gobierno, tendremos la posibilidad de irnos con un salvoconducto hasta donde podamos tener la certeza de que no vamos a convertirnos en la traición de nuestro juramento.