Un mes de triunfo.
Un país crecido, descubriendo la fuerza de su mutuo encuentro. Uno podría pensar que el poder, la corrupción y las armas desaforadas alargarán la permanencia de un gobierno al que le resultan cada vez más evidentes su poca imaginación, su reiterada y sofocante presencia y el destrozo continuo.
La avanzada humanitaria es mucho más que medicinas y raciones. Una movida concertadora que hace que la gente se sienta oronda, en amor consigo misma, en desate creativo de marchas, frases y canciones. Una ganancia para acopiar historia. Ya no habrá manera de contarla sin incluir estas cosas, este mes y lo que falta.
No sé, y creo que nadie sabe en concreto, lo que ocurrirá en las fronteras. Y es bien posible que el desafuero traiga sangre. Bien podría ser un desbarranque de soldados rotos, de preguntas de última hora, de dudas sobre el destino. Pero ya, y aunque permanezca, el gobierno es pasado.
No obstante, una guerra civil solo se menciona. Ni el gobierno y sus militares parecen estar dispuestos a transformar las operetas de desfiles y aniversarios en muerte. En guerra, ¿cómo van a disfrutar de sus saqueos? La emergente oposición, embriagada en su unidad, no asoma vocación de violencia mayor.
Entonces, así como se ven las cosas, será larga la pelea. Otras cosas siguen pasando. Hoy se fue la luz en mi casa durante muchas horas, lo que me pone a pensar en la necesaria ayuda humanitaria para recuperar la luz. ¿Se podría empacar la electricidad para que pase las fronteras? ¿Acaso la luz no es una primera necesidad?
¿Y lo de la gasolina? ¿Para cuántos días queda? Lo humano es mucho más que medicinas y comida: es todo lo que somos y nos han secuestrado. Entonces este panorama actual cambiaría y el nuevo liderazgo podría quedar atrapado en una inercia creciente de hechos violentos.
Es para pensarlo y, estoy seguro, de que mucho se ha pensado. Las acciones opositoras han mostrado inteligencia y buen paso, en contraste con la defensiva gritona del encadenado gobernante.
@perroalzao
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