Los sobrinos al poder. Dos titulares de la prensa de estos días nos llaman la atención sobre designaciones en altos cargos de la nación de dos sobrinos de altos funcionarios del gobierno. Hecho que encaja perfectamente en la definición más rancia de nepotismo. El término se origina en una palabra latina, nepos, que precisamente significa sobrino. Con el tiempo se amplió y se entiende, en general, como la acción de designación de familiares en distintas esferas que incluyen política, deportes, religión, etc. En el pasado, la designación de sobrinos de papas o arzobispos era relativamente común. En las sociedades modernas está prohibida la designación de consanguíneos, y las críticas a estas prácticas se sustentan, por una parte, en la ética, porque demuestra favoritismo, y, por la otra, se ha concluido que estas designaciones desmoralizan los cuadros profesionales al cerrarles oportunidades a los aspirantes naturales. En los tiempos prebolivarianos, mucho se criticó esa práctica, aunque, en honor a la verdad, los políticos se cuidaban. En tiempos de revolución, llegaron a darnos cátedra. Como nunca antes, los sobrinos y los hijos de los jefes tienen su chamba juvenil asegurada.
No hay duda de que el multilateralismo ha hecho más seguro el mundo. La gobernanza compartida es una garantía de estabilidad y progreso. La posibilidad de que los países se comprometan a ponerse de acuerdo en diversos escenarios y sobre temas variados en múltiples opciones, sea a escala mundial, como la ONU; regional, como la OEA; por espacios geográficos o, incluso, por acuerdos económicos y comerciales, ha sido un avance para afrontar el unilateralismo, fortalecer a los países más pequeños y, sobre todo, para generar espacios en los que las demandas de muchos no tendrían cabida. Sin embargo, esa fórmula mágica, que a través de mecanismos tales como un país un voto, no deja de tener sus contradicciones y chantajes, especialmente cuando tratamos de ver temas específicos y especializados. Es cierto que hay países que pululan en organismos internacionales sin compartir sus principios. Un buen ejemplo es la OMC, muchos se alejan de las disciplinas multilaterales del comercio y entorpecen su evolución. Un caso más reciente es el de la Comisión de Derechos Humanos, de la cual se acaba de retirar Estados Unidos. Sin duda, por la naturaleza de algunos regímenes, que estos formen parte de la comisión es una contradicción.