Es dramática la situación eléctrica del Zulia, así como en el resto del país, y también con sumo rigor en los estados Táchira, Nueva Esparta, Anzoátegui, Monagas, Bolívar, Apure, Amazonas y, por supuesto, es una crisis que intentaron, a costa del sacrificio de las entidades mencionadas, diferirla en Carabobo, Aragua, Vargas y la capital de la República, hasta que el cable terminó por fundirse y vemos que los apagones, que ahora son recurrentes en la propia Caracas, llegaron al Metro de Caracas¹ e incluso hasta el aeropuerto internacional Simón Bolívar en Maiquetía².
Desde hace varios años, concretamente desde 2015 y basados en sus investigaciones sobre la situación eléctrica del país, el Colegio de Ingenieros de Venezuela venía alertando sobre el colapso que significaría la destrucción del mencionado sistema en Maracaibo y zonas adyacentes de la capital zuliana³.
De hecho, en ese informe se mencionaba que de nueve plantas termoeléctricas a escala nacional, tres de ellas correspondían al Zulia, para ser más exactos, se referían a las plantas de Termozulia, Rafael Urdaneta y Ramón Laguna (en esta hubo un incendio en 2017), situación de mantenimiento que, al no ser atendida conforme con los requerimientos técnicos y profesionales sugeridos, desencadenó ante la multiplicación de déficit eléctrico y, obviamente, el abandono del resto de las instalaciones de energía, influyera para que en la subestación Gallo Verde se originara una senda explosión que terminó por agravar la situación de suministro eléctrico en la noble y trabajadora región maracucha⁴, cuyas consecuencias han sido fatales para sus habitantes, no solo por el entorpecimiento de las de por sí afectadas actividades económicas, académicas y sociales, sino porque el Zulia es el estado más caluroso de Venezuela, razón por la cual se convierte en inhumano pasar horas y horas sin energía eléctrica, máxime si no puede hacerse uso de los aires acondicionados, y cuando menos el pésimo servicio de agua que tenemos en el país.
Por ello, las palabras del presidente de la Corporación Eléctrica se convierten en bazofia burocrática. Primero, porque cuando comenzó el grave deterioro del suministro de energía, a través de constantes apagones, así como los diversos comunicados de alerta que hacían las distintas instancias de la región, Luis Motta Domínguez, como máxima autoridad de la industria de electricidad, tenía en su semántica excusas tan risibles que iban desde la infiltración de una “iguana”, pasando por el fenómeno de “El Niño”, hasta los recurrentes “sabotajes”. Segundo, porque después de que un alto funcionario de la gobernación del Zulia, de manera insólita le echó la culpa de uno de los apagones a la existencia del sol, cuando se atrevió a decir: “Es un fenómeno equinoccio”. “Es que estamos muy cerca del sol y cuando hay frío en el mundo aquí hay calor”⁵, ahora es que el presidente de Corpoelec “reconoce la crisis”, lo cual demuestra que todas sus excusas anteriores ante el problema eléctrico eras mentiras.
Además, señor Motta Domínguez, son infelices sus declaraciones cuando afirma, precisamente reconociendo la gravedad del problema eléctrico: «Estamos ahorita en crisis, por eso es que se llama crisis. ¿Se acuerdan de Guri?, ¿Ustedes creen que yo quiero que ustedes sufran eso?». Y más aún atreverse a decir que el pueblo del Zulia debe seguir soportando, prácticamente por tiempo indefinido: “Seis horas, cuatro horas, pueden ser doce, pueden ser ocho, pueden ser cuatro, pero lo importante es que el pueblo realmente sepa acerca del racionamiento y se cumpla⁶».
Lo que Motta Domínguez le está diciendo al pueblo zuliano es que el problema de electricidad no será solucionado en el corto plazo, que los apagones van a continuar y, por ende, que pasarán días y noches enteras en Maracaibo y el resto de sus ciudades y pueblos con mucho calor. Que la poca comida que tienen en sus neveras se va a descomponer. Que el comercio no podrá realizar actividades económicas con puntos de venta ni transferencias por Internet. Que no podrán cargar de combustible las unidades que trabajan para el escaso transporte público. Que el limitado Metro de Maracaibo no podrá funcionar. Que los pensionados no podrán retirar efectivo de las entidades bancarias. Y que en algunos casos los “racionamientos” superarán las 24 horas continuas sin energía, como el caso del Hospital Central de Maracaibo, hecho que, por cierto, fue descarado escuchar al gobernador de esa entidad que se debía por una “nube de polvo”⁷.
En el madurismo han existido funcionarios ineficientes, cargados de hipocresía y mentiras, pero lo logrado por Motta Domínguez en términos de ineficacia, ineptitud, incompetencia y degradación pública ha llegado hasta lo más putrefacto de la bazofia burocrática.
Motta Domínguez no merece el mínimo respeto de la sociedad venezolana, y se ha convertido en un criminal en cuanto a violación de derechos humanos que estamos confrontando los venezolanos, porque lo peor es que la crisis que atraviesa el Zulia en términos de electricidad llegará en cualquier momento para el resto del país, tan grave o más grave de lo que hoy sufren nuestros hermanos maracuchos, aunque en el fondo, aunque suene contradictorio, tal vez una situación de esa magnitud termine por hacer implosionar el desastre madurista en toda su hegemonía de neototalitarismo político.
Por ahora, para los maduristas más acérrimos, me imagino que dirán que Motta Domínguez ha mentido al reconocer la crisis eléctrica, y que para ellos el colapso que confronta el Zulia no es por culpa de un déficit y ausencia de mantenimiento en las instalaciones de Corpoelec, sino porque el sol, “El Niño”, la iguana y hasta una “nube de polvo” destruyeron la luz en el Zulia. En cualquier momento también dirán que todo fue culpa del “relámpago del Catatumbo”. La única verdad es que Motta Domínguez dejó sin luz al Zulia.
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² http://versionfinal.com.ve/sucesos/aeropuerto-de-maiquetia-se-queda-sin-luz-fotos/
⁵https://lanacionweb.com/nacional/gobernacion-del-zulia-culpa-al-sol-por-los-constantes-apagones/