Las graves lesiones que habría causado uno de los máximos defensores de Nicolás Maduro y el madurismo, y quien se ha destacado en varias oportunidades por encender las redes sociales con polémicas declaraciones y comentarios, la mayoría de ellos totalmente cargados de misantropía, al parecer llegaron al clímax en ese individuo, es decir, de Jesús Silva, cuando su esposa habría sido salvajemente golpeada por este, tal y como informó una fuente cercana a la víctima, y cuya noticia fue difundida por diversos portales del país¹.
En efecto, en más de una oportunidad no fuimos pocos quienes a través de diversos medios siempre exigimos respeto a ese vocero del madurismo, quien se destacaba por ser uno de sus constantes exponentes, no solo teniendo un programa de televisión en horario estelar a través de la mal llamada Televisora Venezolana Social (TVES), sino que era común verlo en otros medios públicos ofreciendo diversas declaraciones sobre las políticas del régimen; pues, finalmente terminó mostrando el espejo de los criminales maduristas, quienes ahora no solo desaparecen, sino que la afasia los hace cómplices de los abusos y violaciones de derechos humanos que el madurismo aplica en contra de los venezolanos.
Lo que supuestamente habría realizado Jesús Silva, sin que hasta el momento haya ofrecido declaración en contrario desmintiendo a su cónyug no sería de extrañarnos. Es la manera como esa cúpula defiende y se hacen cómplices de la barbarie y los abusos del poder. Ellos son un conjunto de enfermos de misantropía, afectados desde prosopagnosia política hasta un excesivo odio en contra de quienes no comulgan con su forma autoritaria y excluyente de gobernar.
Por ello, Jesús Silva no solo debe ser suspendido automáticamente de los medios públicos, sino que el madurismo queda desnudo en su aplicación de “justicia socialista”, porque si no inician de manera inmediata una investigación que lleve hasta sus últimas consecuencias una aberración de esta magnitud, pues seguirán sumándose más causas por las cuales tendrán que rendir cuentas una vez que se concrete su salida del poder, que al parecer, más allá de todos los abusos y arbitrariedades que intente por continuar usurpando el control político, la verdad es que como todo sistema totalitario sus bases se desmoronan en todos sus espacios, no solo con el abandono de quienes conforman tal conjunto de zascandiles, sino que las verdaderas acciones de lo que ha significado el madurismo como tragedia nacional quedan comprobadas en actos de misoginia por parte de sus “defensores”.
De hecho, es tal el nivel de pérdida de la razón de los maduristas que promueven y defienden un régimen que tiene como salario mínimo 0,18 centavos de dólar por día con una hiperinflación que supera 2.000.000%, y eso solo puede ser definido como misantropía. No tiene otra definición.
Deploro, rechazo y condeno todos los actos en que el madurismo ha violado de manera permanente y sistemática los derechos de los venezolanos. Cuando existen individuos que son felices al prohibir al país la entrada de alimentos y medicinas para millones de connacionales, entre ellos niños y niñas quienes mueren en los hospitales o en sus hogares por inanición, hasta por falta de antibióticos y tratamientos para sus enfermedades, negando una gigantesca crisis humanitaria con tal de seguir ocultando la verdad que nos afecta como nación, es obvio que estamos en presencia de criminales políticos, y seres insensibles quienes disfrutan con el sufrimiento de otros.
La misoginia con la cual Jesús Silva termina por hacer pública su despreciable conducta y personalidad es parte del apocalipsis que representa la cúpula madurista y la mayoría de quienes aún defienden esta bazofia de sistema político, y que seguramente continuarán justificando lo injustificable. En síntesis, La misoginia de Jesús Silva contra su esposa es el espejo de los criminales maduristas.
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