Mientras en la República Bolivariana de Venezuela, desde el día del supuesto atentado contra el señor Nicolás Maduro, se mantiene la prohibición del vuelo de drones en todo el territorio nacional, nuestro mayor acreedor, la República Popular de China, organiza con bombos y platillos el primer campeonato mundial de carreras en esta especialidad deportiva, todo bajo la apropiada regulación, supervisión y aprobación de la FAI, Federación Aeronáutica Internacional, con sede en Lausanne, Suiza, órgano regulador de toda la actividad aérea deportiva y reconocida por el Comité Olímpico Internacional.
Desde el 31 de octubre hasta el 5 de noviembre de este año 2018, en la ciudad de Shenzhen, localizada en el sur de China, se organiza, con el típico pragmatismo acostumbrado, algo que muchos verían más ligado al capitalismo que a cualquier socialismo o comunismo de larga data: una competencia de carreras de drones y cuyos premios son en dinero efectivo. Veremos si otorgan algún premio en petros, como apoyo de China a la revolución, así sea de consolación.
Dicho evento cuenta con todo el apoyo del aparato estatal, la ASFC (Aero Sports Federation China), la cual controla todo lo relativo a deportes aéreos, el Buró de Deportes, Cultura y Turismo del Municipio de Shenzhen, así como el apoyo del Grupo de Cultura, Deportes y Turismo KAISA. Será realizado en el estadio principal de la universidad de Shenzhen, lo cual demuestra la importancia que los chinos dan al evento y a la participación de su juventud.
Otra cosa curiosa y que revela el pragmatismo chino es que los idiomas oficiales del evento son el chino y el inglés, pero prevalece este último en todo lo referente a la FAI, reglamentos de competición, sus elementos y boletines.
Las inscripciones para los competidores, con precios nada económicos sacando la cuenta en bolívares soberanos, alcanzan los 300 euros para los jefes de equipo (pudiendo ser participante), así como 300 euros para cada competidor adulto y 150 euros para los menores de 18 años o de sexo femenino. Con un mínimo de 3 competidores hasta un máximo de 5 por país, con posibilidad de un ayudante por participante por la módica suma de 60 euros cada uno y con participación obligatoria de un competidor menor de edad y una dama por equipo.
Estamos claros que detrás de esta disciplina deportiva, y precisamente en la ciudad de Shenzhen donde China tiene uno de los mayores fabricantes de drones del mundo como es DJI, hay todo un mundo de negocios surgiendo de esta herramienta aérea.
Entre otros podemos citar su uso en:
- Agricultura, con fumigación e inspección de cultivos.
- Energía, construcción e infraestructura, con aerofotografía e inspecciones, utilizando cámaras de video e infrarrojas, así como de fotografía.
- Seguridad pública.
- Filmación aérea, para entretenimiento y espectáculo.
Como también toda una industria para el uso militar en desarrollo.
Esperemos algún día poder volver a volar drones y poder llegar a ensamblar un equipo para competir.
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