COLUMNISTA

México, una oportunidad

por Oscar Hernández Bernalette Oscar Hernández Bernalette

No fueron pocas las veces que el poeta y escritor portugués Fernando Pessoa aseveró que “toda a revolución é esencialmente inútil”. Los resultados de estas en comparación con la evolución que producen en el tiempo las reformas en la mayoría de las sociedades es lo que hoy permite afirmar que las revoluciones terminan siendo conservadoras, catastróficas, mientras que las sociedades liberales se mantienen en la constante dialéctica de la reforma y el cambio.

Encasillar el triunfo de López Obrador como una tragedia o el principio seguro hacia un proceso totalitario, que terminará hundiendo el ya complejo tejido social mexicano, es a mi entender audaz. La mayoría de los políticos manejan variables de populismo y demagogia. Ya en el poder se imponen realidades.

El nuevo presidente es un hombre de izquierda, ello no es garantía de fracaso, así como no lo es el ser de derecha. Son válidas las proyecciones basadas en otras experiencias. Pero sería inaudito que no hicieran lectura de los resultados.

La realidad económica de México, sus instituciones y el mensaje con el que inicia su triunfo López Obrador pueden dejar entrever moderación y reforma. La nación está cargada de los peores vicios y conflictos que dejó su propia revolución, con extraordinarios avances en lo económico que son inocultables y es precisamente con ello que tiene que lidiar y convivir el nuevo presidente.

La sola expresión de focalizar su estrategia contra la corrupción, para que filtre aguas abajo en la sociedad, creo que es un atributo invalorable. No hay nada peor en este continente que el pillaje de la mano de la política. México, al igual que nuestra Venezuela, es uno de los países más corruptos del planeta. Enfocarse, como lo afirmó, en los pobres mientras se garantizan libertades y respeto a la iniciativa privada es un mérito que hay que leer en su justa dimensión.

Traspiés, dificultades, presiones y falta de efectividad serán parte de su agenda. Si AMLO no se enfoca en la revolución del micrófono y se concentra en las reformas, creo que sin mayor dificultad terminará al final de su mandato, tal como dijo que aspiraba a ser recordado, como un buen presidente de México.