Cuando se escriba algún libro sobre la contabilidad creativa en empresas venezolanas del Estado, seguramente se mencionarán cuatro: Edelca (que ya no existe porque pasó a formar parte de la Corporación Eléctrica Nacional), Pdvsa (que a duras penas existe), el Banco Industrial de Venezuela (extrañamente liquidado luego de ser intervenido a puertas abiertas y recuperado) y el Instituto Municipal de Crédito Popular (IMCP), conocido también como «el zombi bank» de Venezuela.
Según Wikipedia, el concepto de zombi encuentra sus orígenes en una figura legendaria propia del culto vudú. Se trata de un muerto resucitado, a través de medios mágicos, por un hechicero para convertirlo en su esclavo.
¿Cómo y dónde podemos ver la cualidad de “muerto en vida” del IMCP?
Pues en su estado de resultados y es que según María Begoña Villarroya-Lequericaonandia, el estado de resultados es el más manipulado cuantitativa y cualitativamente (La manipulación contable: alteraciones y manipulaciones de la contabilidad [2001]. Universidad de Valladolid, España).
El lector debe saber que los estados financieros son la respuesta a tres preguntas que nos formulamos: ¿de dónde vino el dinero y a dónde se fue?, ¿qué tan bien (o mal) nos fue en este período? y ¿por qué, si tuvimos utilidad, no tenemos efectivo? (o también ¿por qué, habiendo tenido pérdidas, nos sobra el efectivo?). Las respuestas a tales preguntas son, respectivamente, el balance, el estado de resultados y el estado de flujos de efectivo.
El estado financiero más intuitivo es el estado de resultados. Aunque no siempre son fáciles de entender las reglas contables que compaginan los ingresos con los gastos, todos sí entendemos fácilmente que un ingreso es dinero que entra en nuestro bolsillo y que un gasto es dinero que sale de este. Esta facilidad con que es entendido intuitivamente el estado de resultados lo hace particularmente blanco de la contabilidad creativa.
De modo que no hay que ser un Charles Horngren o un Baruch Lev para darse cuenta enseguida de la creatividad empleada en el zombi bank de Venezuela, utilizando, para ello, el legado que nos dejó el bueno de Luca Pacioli y la heurística disponible en el genoma bancario venezolano.
A sabiendas de que algunos opinadores de oficio ―que no analistas― piensan que un banco del Estado no debe cumplir con ciertos indicadores de liquidez y solvencia, me centraré en su adecuación patrimonial contable, es decir, en su razón de patrimonio total activo contable que, para todo banco hoy en Venezuela, debería ser mayor a 7%, según el artículo 5 de la resolución de la Sudeban, N° 004.18, con fecha del 25 de enero de 2018, aunque y como verá el lector, ese no será el punto. Si bien estamos en julio de 2019, hasta hace poco más de un mes las cifras disponibles en el portal de la Sudeban solo estaban actualizadas hasta noviembre de 2018. En consecuencia y en esa oportunidad, trabajé con la información financiera el mismo mes pero desde el año 2013 hasta 2018. He de informar que a la fecha de publicar este artículo, las cifras reportadas por la Sudeban están actualizadas hasta mayo de 2019.
Para noviembre de 2013, 2014, 2015 y 2016, la razón de adecuación patrimonial del zombi bank, calculada con las cifras de sus estados financieros ―que no la reportada por la Sudeban en su Boletín Mensual―, fue igual a 2,78%, 1,98%, 1,75% y 0,67%, respectivamente; es decir, disminuyendo siempre. Una regresión lineal (R2 = 0,95) con esos cuatro puntos indica que tal razón se igualaría a cero en algún momento de 2017. Sin embargo, en noviembre de 2018, en medio de la crisis más fuerte que ha atravesado nuestro país en todo orden y que llevó a la Sudeban a retrasar la publicación de información estadística en su portal, la razón de adecuación patrimonial del zombi bank rompió la tendencia y aumentó en 1,88%. ¿Qué pasó ahí?
Sépanlo, amigos lectores: el zombi bank ha estado acudiendo a los ingresos extraordinarios, vieja práctica observada en algunos bancos venezolanos en la crisis que se exteriorizó en 1994 y práctica reportada por Aristóbulo de Juan en su trabajo De buenos a malos banqueros, utilizando la magia contable, para convertir algo ocasional en una figura recurrente a partir de septiembre de 2016. Así, y aunque el margen operativo neto resultara negativo, la utilidad neta que va a patrimonio ―hecha positiva por los ingresos extraordinarios― impacta positivamente en el contenido patrimonial contable, en primer lugar, y luego en la razón de adecuación patrimonial.
Si usted, amigo lector, deshace la magia y extrae del Instituto Municipal de Crédito Popular los ingresos extraordinarios desde septiembre de 2016, lo verá sin maquillaje en toda su plenitud: el zombi bank de Venezuela, un banco muerto en vida, sin patrimonio, sostenido por el Estado para no asumir el costo político que le significa intervenirlo y liquidarlo, y todo ello con la anuencia del organismo supervisor: la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario.
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