COLUMNISTA

El madurismo y la MUD bailan merengue en Dominicana

por Nicmer Evans Nicmer Evans

El gobierno aplastante, con toda la estructura neototalitarista que genera permanentemente nuevas tecnologías de control social para hacernos un pueblo genuflexo, junto con una oposición incapaz, que no ha podido durante 19 años lograr su objetivo y que reproduce la misma visión hegemónica del partido de gobierno, bailan merengue en Dominicana mientras nuestra nación se hunde más en la miseria.

Hoy la permanencia de Maduro en el poder se ha convertido en algo muy rentable para muchos, incluso de oposición de la MUD que reciben recursos y financiamiento por hacer lo que hacen: nada, y mientras tanto las cúpulas polarizadas siguen disputando una agenda de espaldas a la gente.

Mientras la agenda en República Dominicana entre el madurismo y la MUD se basa en cómo preservar o arrebatar el poder para el control de la renta petrolera, que todos dicen que ya no funciona, pero ha sido, es y seguirá siendo la única causa real de disputa entre sectores que hoy tienen más en común de lo que niegan tener, la agenda de la gente en la calle es diametralmente opuesta.

Hoy en la calle, la agenda del pueblo se centra en seis puntos fundamentales:

1.       Escasez de alimentos

2.       Escasez de medicamentos

3.       Depauperación del salario

4.       Inseguridad

5.       Ruptura del orden constitucional y democracia

6.       Calidad de los servicios públicos.

De todos ellos se deduce que el principal problema del país es económico, el segundo es de políticas públicas y el tercero es de orden político; en ese orden se pone en evidencia que la agenda de la polarización está en sentido contrario a la demanda del pueblo, que está arrecho, que no soporta este gobierno, pero que también se ha sentido utilizado y defraudado por una conducción política opositora concentrada en la MUD que ya no da para más.

Cuando los políticos pierden la perspectiva de lo que le preocupa al pueblo, llegó el momento de ponerse a un lado, porque si no la gente hace lo que le corresponde: ponerlos a un lado, por votos o a la fuerza, y hoy parece que ese es el caso potencial, que solo requiere de una conducción política alternativa que no se decreta, pero que tampoco debe tardar mucho en construirse porque así el madurismo terminaría ganando definitivamente y la salida tendría que ser externa, cosa que de corazón no debemos desear.

Dejen de bailar merengue y hagamos lo que debemos hacer, tomar la agenda que corresponde y por nuestra parte asumamos que debemos disputar el derecho de ser parte de quienes decidan el destino del país.