La catástrofe invade, permea, corrompe y destruye el resto de tejido social que sobrevive. Todo parece valer. Los de allá roban a placer, matan, persiguen y encarcelan. Muchos de los de acá un día son insurrectos y plantean la salida de Maduro y al día siguiente son devotos del voto, porque –según– lo único que saben/pueden hacer es votar. ¡A la calle!, a salir del régimen y no nos calamos unas elecciones regionales; claro, si hay elecciones regionales no nos calamos que nos lo impidan; si hay, nos hacen trampa, denunciamos las elecciones regionales y no vamos a las municipales, pero le arrimamos la canoa a los nuestros que hemos excluido para que nuestro glorioso partido no se quede sin alcaldías, y aunque hemos denunciado la abstención como culpable de nuestra debacle en la escogencia de gobernadores, no debemos vacilar en llamar a la abstención en las elecciones municipales; y no deben preocuparse porque estamos en la línea de hacer unas elecciones primarias para el líder de una unidad que no existe, en realidad, para hacer que escojamos un candidato presidencial sin decirlo, no vaya a ser que Maduro quiera hacer unas elecciones para ganarlas; pero, eso sí, con un CNE nuevecito que no tendría a las señoras, sino cinco patricios nuevos que en realidad le permitirían a Maduro conservar una sólida mayoría, pero que daría la hoja de parra necesaria para concurrir a las elecciones presidenciales solo con cambio de rostros, lo que permitiría decir que logramos el cambio del CNE y entonces recogemos una platica para las finanzas electorales que no nos permitirán ganar, pero sí haber mantenencia en este desierto que a veces regamos con Johnny Walker 18, y entonces ellos ganan, pero quién quita que hagamos un revocatorio en 2021 que es cuando corresponde, sin necesidad de desesperarnos porque la verdad es que yo solo sé ir a la cola de mi mesa y, entonces, pulsar el botón (como Kim Jong-un), agarrar la papeleta y meterla; por supuesto que no sé manejar ametralladoras y bombas, por tanto, no me pidan que haga otra cosa distinta de mover el antebrazo y depositar el voto con mis deditos pulgar e índice porque si llego a agarrar la papeleta con el pulgar y el meñique se me cae, y los radicales van a decir que ya no creo en el voto que nos ha salvado; si ni siquiera hemos logrado que la Asamblea Nacional se mantenga viva, pero revivirá porque le toca en enero a la gente de Rosales, entonces tendremos el poder ejecutivo del Zulia y el poder legislativo de la nada, pero no importa: Chávez vive y se carcajea. Mueca horrible de la demolición.