COLUMNISTA

Si no luchamos, el mundo muere

por Sergio Monsalve Sergio Monsalve

El mito de Casablanca vuelve a recuperar su vigencia en Venezuela. Sergio Dahbar lo trajo a colación para describir las enormes brechas sociales del comunismo caviar y del Estado fallido de Maduro.

El escritor veía, en el filme de Bogart y Bergman, un antecedente de la Caracas encapsulada en pequeñas burbujas de consumo de lujo. Cuando escasean las medicinas y los alimentos, una cierta clase emergente se las arregla para comer y libar en restaurantes de menús exóticos, a precio de carta internacional. Son las extrañas paradojas del presente en la ciudad de las despedidas, los exilios, las depresiones y los suicidios.

Recientemente, el profesor César Pérez Guevara tuvo la iniciativa de organizar un foro sobre la película clásica de Michael Curtiz, ganadora de tres premios de la Academia (en las categorías de Mejor Cinta, Dirección y Guion). El también abogado y defensor de la libertad moderó el conversatorio en la librería Lugar Común de Paseo Las Mercedes. A pocos metros de distancia, en el Trasnocho Cultural, colegas y maestros reivindicaban el subtexto de otro filme eterno y actual, El gran dictador, el excelso largometraje antifascista de Charles Chaplin.

En ambos casos, la resistencia decide reorganizar y reagrupar fuerzas en diferentes espacios de la capital, oponiéndose a la falsa impresión de inmovilismo y estancamiento.

En el mismo contexto, Luis Carlos Díaz encabeza el proyecto de La Cátedra del Pop, en el que ponentes de la talla de Ángel Alayón ponderan el valor de series como Juego de Tronos en el contexto de la política nacional.

El economista y editor de Prodavinci cerró su presentación en BOD afirmando la importancia del escepticismo en la construcción de una ciudadanía crítica, despierta y activa. De acuerdo con la visión del especialista, el poder siempre se escuda en dobles semblantes e imágenes populistas. En consecuencia, debemos dejar de ser incautos e ingenuos ante los mensajes diseñados por la estructura de gobierno.

La toma de conciencia implica leer las narrativas de los demagogos, desde la metodología de la piscología invertida. La literalidad de actos obscenos no merece traducción. Aun así, el exhibicionismo de la impunidad puede contemplar un fin de adormecimiento o desviación de la atención, como lo comprobamos en la monstruosa cadena de los videos de Salt Bae.

Entonces, los bolichicos de Maduro filmarían un remake caníbal y ultragore de las piezas antes señaladas. Los peores colaboradores del régimen quieren implantar una Casablanca roja a perpetuidad, sin derecho a la protesta.

Los nazis chavistas ordenan cerrar los locales y los negocios de los emprendedores independientes. La paz de los opresores se consigue a costa de la censura, la persecución, el chantaje y el hambre de la mayoría.

La Francia ocupada del período de Vichy se logró imponer por la cohabitación y la resignación de no pocos oportunistas y enchufados.

El bar de Bogart, alias Rick, fue símbolo de una Norteamérica ambigua frente a Hitler. El asalto a Pearl Harbor, de diciembre de 1941, encendería las alarmas y provocaría la salida del closet de Hollywood, contribuyendo a la generación de contenidos en contra de la propaganda negra de Goebbels.    

La guerra pasa de las trincheras a las pantallas, gracias al trabajo de los autores honrados en el documental Five Came Back. El discreto Michael Curtiz contribuye a la campaña de enfrentamiento al enemigo común a través de la joya situada en la Marruecos de los años cuarenta, totalmente recreada en los estudios de los hermanos Warner.

Corren innumerables leyendas y anécdotas del rodaje. El libreto se reescribía a cada rato. Los sets no convencían a las estrellas del reparto. La musa femenina ignoraba el desenlace. Guillermo Cabrera Infante consideraría obsoleto el resultado en una primera instancia. Después lo ubicaría en el pedestal de las apuestas más felices de la historia de la meca.

Propongo difundirla y conversarla con el profesor Guevara como una forma de reencontrarnos en la disidencia del imbatible Victor Laszlo, quien nunca renuncia a la batalla y a darle la bienvenida a los nuevos adeptos a la causa de la emancipación del pensamiento.

Es el principio de una bonita amistad con las ideas de los padres fundadores de la patria. Los auténticos. Los dispuestos a combatir a los malvados en cualquier terreno, desde aquí hasta el exilio.  

Siempre nos quedará país, para cuando recuperemos la democracia. Lo primero es unirse a la lucha en Venezuela, contando con ayuda internacional.