COLUMNISTA

Las absurdas declaraciones de Pedro Carreño

por Fernando Ochoa Antich Fernando Ochoa Antich

La fuerte reacción que tuvo en los medios de comunicación colombianos la entrevista que le hizo José Vicente Rangel, en su programa en Televen, a Pedro Carreño me alertó y me condujo a verla en diferido para poder valorar lo que allí se había dicho.

Realmente quedé sorprendido y verdaderamente preocupado. No es posible aceptar que se comprometa de manera tan ligera la soberanía nacional. Además, y es importante resaltarlo, esa entrevista fue claramente preparada porque coincidieron  las preguntas con las ideas que se querían expresar y los distintos gráficos que se mostraron.

Esta realidad me ha hecho reflexionar con cierta perspicacia. Esa entrevista no pudo realizarse sin la autorización de Nicolás Maduro, pues trató sobre aspectos delicados de nuestra política exterior. Esta realidad es tan cierta que esta semana, durante la transmisión de mando de algunos comandantes de fuerzas, Nicolás Maduro denunció una supuesta invasión de los Ejércitos estadounidense y colombiano.

Voy a tratar de resumir los aspectos fundamentales de la entrevista para que mis lectores puedan tener una visión de lo que allí se discutió. En la primera parte, Pedro Carreño mantuvo que “las circunstancias políticas que vive Venezuela son consecuencia de la crisis sistémica del capitalismo, el cual se niega a desaparecer y en su afán por sobrevivir arremete contra los pueblos libres con el objetivo de controlar las  fuentes de energía, criminalizando a sus gobiernos y presentándolos como amenazas contra la seguridad de Estados Unidos”. En la segunda parte, explicó su visión sobre la realidad económica: “Es necesario considerar las acciones de los enemigos del proceso, las cuales solo buscan el derrocamiento del régimen madurista mediante campañas mediáticas que siembran en el pueblo  insatisfacción, como consecuencia de la hiperinflación y la escasez de alimentos y  medicinas, al disminuir la importancia de las medidas de guerra económica establecidas por el imperialismo americano”.

En la tercera parte, la más importante sin duda, desarrolló su visión militar del problema venezolano al sostener que existe una clara amenaza en contra de la soberanía de Venezuela por parte de Estados Unidos y Colombia, resaltando la reciente visita del presidente electo Iván Duque y su duro señalamiento sobre “la dictadura de Nicolás Maduro”.  De inmediato se responde a sí mismo: “No creo que los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia  puedan llegar a pensar que si urden una acción militar contra Venezuela, nuestro gobierno se va a quedar con los brazos cruzados. De inmediato nuestros Sukhoi tendrían la responsabilidad de derribar los siete puentes existentes en el río Magdalena para dividir a Colombia en dos. Además, el pueblo colombiano debe saber que el teatro de la guerra será en su propio territorio”. De inmediato enumeró con detalle el sistema de misiles venezolano: el Antey, el BUK2E, el Pechora  y los cañones ZU23, con sus respectivas características.

Su visión sobre la actual situación política venezolana muestra un sorprendente atraso ideológico. Mantener como tesis que una supuesta crisis sistémica del capitalismo lo hará desaparecer es desconocer realidades que se han impuesto desde hace varias décadas. Un buen ejemplo es el caso chino.  Este particular aspecto lo discutí personalmente con Fidel Castro, en mis tiempos de canciller. “La conversación languideció un poco. Aproveché esa oportunidad para colocar como centro de la discusión la necesidad de una apertura política en Cuba. Observé cara de angustia  en Alarcón, Lage y Robaina. Fidel Castro se sonrió con picardía. Me explicó que, después de la caída del Muro de Berlín, él había reflexionado largamente sobre el asunto. Seguí con mucho interés todo el proceso de la Perestroika y del Glasnost. Fíjese en el fracaso de Gorbachov. Me gusta más la experiencia china. Han logrado un gran éxito económico sin comprometer la estabilidad del régimen comunista”…

Seguir  sosteniendo que la causa del inmenso fracaso económico del régimen madurista es la supuesta guerra económica es desconocer la realidad que se presenta diariamente al venezolano. La verdadera causa de la hiperinflación es la fabricación de dinero inorgánico para cubrir un gasto público deficitario que empezó a crecer desde el último año del gobierno de Hugo Chávez. La caída del precio del petróleo, la destrucción de Pdvsa, la nacionalización de empresas y fundamentalmente  el despilfarro, el desorden administrativo y el incremento de la corrupción son las verdaderas causas de la hiperinflación existente. Es verdad que en este último año han sido sancionados un número importante de funcionarios de la dictadura chavista, pero es imposible negar que esa crisis ya existía desde el gobierno de Hugo Chávez por una multiplicidad de causas: el creciente populismo y el crecimiento indetenible del Estado, en medio de un fuerte intervencionismo del régimen que ha comprometido el mercado y la propiedad.

La tercera parte de la entrevista, su visión militar sobre la situación venezolana, no es solo atrasada desde un  punto de vista doctrinario, sino inconveniente  e irresponsable. “La guerra popular prolongada”, creada por Mao Tse-tung, solo puede aplicarse en condiciones históricas muy particulares de una sociedad. Ese no es el caso de Venezuela. Un buen ejemplo de esta realidad es la actual situación  militar china. Deng Xiaoping, tras el conflicto sino-vietnamita en 1979, abandonó ese tipo de guerra y lo reemplazó por “la guerra popular bajo condiciones modernas”, reduciendo el ejército de masas e incrementando la profesionalización y la inversión militar y tecnológica. También considero que su visión militar es inconveniente  e irresponsable, pues arriesga la soberanía nacional en medio de una posible crisis regional solo por tratar de superar la creciente crisis política, económica, social e internacional que enfrenta el gobierno de Nicolás Maduro.

Pedro Carreño también afirma que Estados Unidos tiene superioridad en armas, en equipos y en tecnología militar. Me imagino que esta realidad es compartida por Nicolás Maduro y Vladimir Padrino López. También hay que aceptar que en caso de un conflicto con Colombia, su aliado militar, Estados Unidos, tomaría parte en las acciones militares.

Responsablemente debo denunciar ante el país que provocar este doloroso hecho, con declaraciones altisonantes o imprudentes como las que han venido realizando Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López y Pedro Carreño, puede configurar el delito de traición a la patria. Para colmo, en la entrevista Pedro Carreño busca disuadir la posible invasión mediante unos argumentos realmente risibles. Mantener que “a lo que más miedo le tienen los gringos es a los fusiles ‘Dragonov’, que utilizan los francotiradores, donde cada proyectil es un enemigo abatido” es ridículo Para terminar el cuento habla de los 1.200 batallones de milicianos.

Me imagino que Pedro Carreño conoce que las hipótesis de guerra se evalúan con base en las probabilidades de realización. No tengo elementos suficientes de inteligencia a la mano para poder establecer esa valoración. De todas maneras, mi percepción sobre la posibilidad de que se realice la invasión la calificaría como muy poco probable. De allí que considere que las arengas nacionalistas, planteadas por altas figuras del régimen, solo buscan fortalecer el espíritu nacionalista del venezolano, unificar  los cuadros militares y evitar que continúe el debilitamiento del régimen madurista. De todas maneras, les recomiendo, por el bien de Venezuela, tener prudencia a objeto de evitar una errada interpretación de lo que está ocurriendo. Equivocarse puede generar una tragedia nacional. Recuerden el triste papel del general Leopoldo Galtieri y su maniobra para mantenerse en el poder, la cual condujo a la Guerra de las Malvinas, a la derrota argentina y al derrocamiento del régimen militar.

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