COLUMNISTA

En jaque

por César Tinoco César Tinoco

Dos aclaratorias al principio: la primera es que este artículo lo he escrito basado fundamentalmente, en las publicaciones del portal Argus Select News (argusmedia.com). La segunda es que en relación con mi conclusión al final, en el juego del ajedrez, un jaque es una amenaza inmediata de captura del rey que no puede ser ignorada. Si es el caso, y tampoco puede ser neutralizada, entonces se denomina jaque mate y el juego termina. Vayamos a nuestro asunto, pues.

La Pdvsa de Cuba, como la de aquí, es totalmente poseída y administrada por el gobierno cubano. También como la de aquí, la de allá extrae, refina y distribuye productos derivados del petróleo.

Dependiendo de la fuente consultada, Cuba produce entre de 50.000 y 80.000 barriles por día (b/d) de crudo pesado, pero consume 160.000 b/d. Varias empresas han explorado petróleo en Cuba en los últimos 15 años, con los únicos descubrimientos nuevos a lo largo del cinturón de crudo pesado del noroeste, un tramo de costa de 80 millas (128 km) en las provincias de La Habana y Matanzas. De esos 160.000 b/d que consume y en la actualidad casi 50.000 b/d son importados desde Venezuela en los términos generosos de Petrocaribe. En Cuba hay tres refinerías: Nico López, Hermanos Díaz y la de Cienfuegos. En el año 2015 las importaciones de crudo venezolano hacia la isla estuvieron sobre la cifra de 100.000 b/d. Según lo reporta Argus, el crudo enviado por Pdvsa a Cuba es el liviano Mesa, de 30,5 gravedad API, y algunas veces como complemento, el Merey de 16 grados API (el extrapesado de la Faja del Orinoco tiene menos de 10 grados API, mientras que el WTI estadounidense tiene 39,6 en promedio) los que Cuba utiliza para mezclarlo con su crudo extrapesado. No está claro si Cuba está procesando el crudo ligero venezolano o revendiendo parte de él, directamente o como una mezcla

Ahora bien y para septiembre de 2018 el déficit, entre lo que Cuba producía y lo que consumía, era de 18.000 b/d versus un déficit de 26.000 b/d para marzo de 2018 y de 30.000 b/d para diciembre de 2017. Las anteriores cifras revelan que el déficit de Cuba se viene reduciendo a punta de importaciones y de fuentes distintas a las de Venezuela: Cuba importa crudo y productos de Irán, Angola, Algeria, y Trinidad y Tobago para compensar la acentuada reducción de los suministros venezolanos desde marzo 2018. Lo anterior quiere decir que los cubanos ya han ido descontando el efecto Venezuela en sus importaciones de crudo. De hecho, un reporte de Argus de fecha 12 de marzo de 2019 indica que poco petróleo venezolano ha estado fluyendo a Cuba en las últimas semanas. Sin embargo, todavía existen embarcaciones que se desplazan entre la isla y Venezuela, con cargamentos de crudo y que son posibles de rastrear en virtud de que llevan sus “transponders” encendidos. Se conoce que Pdvsa ha ordenado a los barcos que esperan para cargar o descargar crudo y derivados en los terminales, apagar los “transponders” mientras operan en aguas venezolanas, lo que hace que sea más difícil rastrearlos de forma remota.

Si cabe una conclusión con base en lo dicho anteriormente, es que con las nuevas sanciones del pasado viernes 5 de abril, los apagones que se acentuarán son los de Cuba, que aún tiene un déficit entre lo que produce y consume, y carece de suficiente gasolina y combustible para la generación de energía y con un agravante climático: se acerca la temporada de huracanes. Adicionalmente, las condiciones de pago de sus importaciones de crudo y derivados desde Irán, Angola, Algeria, y Trinidad y Tobago no son tan generosas y relajadas como las del convenio con Petrocaribe.

Así, este carísimo descuento situacional es visto por el gobierno cubano como temporal porque, ahora más que nunca, depende de su hospedante. En consecuencia, Cuba no soltará a Venezuela así tan fácilmente. Sin embargo, la paradoja que mencioné hace dos artículos se mantiene: tarde o temprano todo parásito termina destruyendo a su hospedante, con lo cual atenta también contra su propia existencia.

Las sanciones lo están logrando. Los gobiernos de Cuba y Venezuela ya se parecen demasiado: ambos están en jaque.