La vida, hasta ahora un milagro único en el Universo, apareció hace 4.000 millones de años. Al principio, nuestro planeta no era más que un caos de fuego, una nube tóxica de gases y de partículas de polvo aglutinadas, no muy diferente a lo que conocemos del Universo allí afuera. Sin embargo, es aquí donde ocurrió el milagro de la vida. Las primeras formas de vida que aparecieron lo hicieron como bacterias de tipo unicelular y fueron las responsables de cambiar la atmósfera de la Tierra, y en su proceso abrieron las puertas para que la evolución hiciera el resto.
Durante millones de años todo el dióxido de carbono liberado en la infancia de nuestro planeta pudo ser incorporado en la Tierra, gracias a pequeños microorganismos que permitieron que otras formas de vida pudieran desarrollarse; y así la vida vegetal comenzó a respirar, valiéndose de agua para formar nutrientes y con ello llenó la atmósfera de oxígeno.
Como si se tratase de una reacción en cadena, en la que todo está interconectado, desde la vida en el fondo de los océanos hasta las aves en las alturas de los cielos, nada es autosuficiente, todo lo compartimos con todos, incluso nuestros propios átomos han pertenecido a otros seres antes que a nosotros mismos.
Y es aquí donde entras tú, yo, nosotros, homo sapiens, con tan solo 200.000 años en la Tierra nos hemos beneficiados de más de 4 billones de años de un legado que no nos pertenece y sin tener derecho hemos cambiado el planeta como ninguna otra especie. A pesar de las vulnerabilidades propias de nuestra especie, hemos tomado el control de cada lugar en la Tierra y en nuestro afán de desarrollo y deseos de conquistarlo todo, lo hemos herido de gravedad.
Lo que nuestro planeta tardó millones de años en poder hacer respirable la atmósfera, incorporando el dióxido de carbono en el suelo y en la capa vegetal. No obstante, la humanidad desde el siglo XIX, apenas en 200 años, no solo lo ha revertido, sino que también hemos incorporado más dióxido de carbono que el emitido por todos los procesos volcánicos en el mismo periodo de tiempo. Hemos envenenado nuestros ríos y hecho desaparecer especies que han estado por más tiempo que nosotros en la Tierra, y lo peor es que esto apenas comienza.
Quiero dedicar este post a una pequeña reflexión sobre un mal que nos ha estado calentado a todos, sí leíste bien, calentando; y es que la temperatura media de la Tierra se ha disparado en los últimos 200 años. ¿Te suena esa cifra?, no te preocupes volveré allí en un momento. Desde hace “algunos” años, de hecho, varias décadas, los científicos se han dedicado a medir la temperatura del planeta por todas partes, mares, océanos, montañas, y han encontrado que dicho incremento en la temperatura parece coincidir con el momento en que los homo sapiens; es decir, tu y yo, hemos dado rueda suelta a quemar combustibles fósiles, en cualesquiera de sus formas, para alimentar el apetito desaforado de energía llamado desarrollo.
Cuando quemamos cualquier tipo de materia orgánica, incluido combustibles fósiles, los átomos de carbono del combustible se unen a los de oxígeno de aire para formar el Freddy Krueger de los gases atmosféricos, el dióxido de carbono. A pesar de que existen diversos gases que tienen un impacto negativo en el calentamiento global como el vapor de agua, ozono, metano, entre otros, el dióxido de carbono es considerado el más importante.
Efectivamente el vapor de agua contribuye al calentamiento global, de hecho, el poder de efecto invernadero es mayor en este que en el mismo dióxido de carbono o metano. ¿Esto quiere decir que el agua es responsable del calentamiento global?, la verdad es que no, aunque este es uno de los argumentos que las personas escépticas emplean para librar a los combustibles fósiles del problema.
Te lo cuento
El vapor de agua crea lo que los científicos llaman un “circuito de retroalimentación positiva” en la atmósfera, algo así como “entre más masa más mazamorra”, lo que hace que los cambios de temperatura sean mayores de lo que serían de otra manera.
¿Cómo funciona esto? La cantidad de vapor de agua en la atmósfera existe en relación directa con la temperatura. Si aumentas la temperatura, más agua se evapora y se convierte en vapor, y viceversa. Entonces, cuando algo más causa un aumento de la temperatura (como el CO2 adicional de los combustibles fósiles), más agua se evapora. Luego, dado que el vapor de agua es un gas de efecto invernadero, este vapor adicional hace que la temperatura suba aún más, una retroalimentación positiva.
El otro factor para considerar es que el agua se evapora de los ríos, mares, lagos, etc., y cae como lluvia o nieve todo el tiempo. Por tanto, la cantidad contenida en la atmósfera como vapor de agua varía mucho en tan solo horas y días como resultado del clima prevaleciente en cualquier lugar. Entonces, aunque el vapor de agua es el mayor gas de efecto invernadero, es de vida relativamente corta. Por otro lado, el dióxido de carbono se elimina del aire mediante procesos de escala geológica natural y estos requieren mucho más tiempo, miles de años.
El invernadero
Cuando la luz del Sol llega a la Tierra, suceden dos cosas: una parte de la luz, energía, rebota y se disipa en el espacio y otra es absorbida por la Tierra, haciendo que esta se caliente y emite posteriormente radiación infrarroja hacia el espacio. Y es aquí que se pone fea la cosa, cuando esta radiación en forma de calor quiere atravesar la atmósfera encuentra las moléculas de metano, dióxido de carbono, agua, etc., que la están esperando. Dichas moléculas son una especie de hornos, son capaces de absorber la radiación infrarroja “calor” y en lugar de dejar escapar la radiación al espacio es conservada en la atmósfera y como consecuencia ocurre un incremento de la temperatura del planeta, walá este es el dichoso efecto invernadero.
En esencia el efecto invernadero no es algo malo, de hecho, es “bueno” para el planeta, sin él la Tierra sería un cubo de hielo y no podríamos disfrutar de increíbles días de playa y cerveza. Y entonces donde está el problema, lo que pasa es que, si la cantidad de gases de efecto invernadero es muy elevada, traerá como consecuencia el incremento de la temperatura hasta tal punto que esos días de playa y cerveza simplemente desaparezcan, y nosotros con él.
Ojo esto no quiere decir que el efecto invernadero sea el único factor para que aumente la temperatura de la Tierra. Por ejemplo, toda la energía que recibimos se debe a la actividad del Sol, por tanto pequeñas variaciones de la actividad solar pueden afectar la cantidad de energía recibida en la Tierra y de acuerdo con los científicos en la presente fecha deberíamos estar en un momento de baja actividad solar, por tanto menores temperatura y esto no ha ocurrido; es decir en lugar de enfriarnos, nos estamos calentando, lo cual empeorará mucho más cuando el “catire”, el Sol, entre en el periodo de alta actividad.
Para hacerte la historia corta, el planeta se calienta aceleradamente gracias a nosotros y si no hacemos algo pronto terminaremos por asesinar toda forma de vida en él, incluso hasta nosotros mismos, sin duda somos unos inquilinos peligrosos.