Es incuestionable el importante papel que ha jugado la mujer históricamente y en la actualidad, cumpliendo funciones que mueven la sociedad contemporánea. Sin embargo, también es cierto que todavía sufre a consecuencias de las etiquetas o formas de pensar presentes en el colectivo, que establecen diferencias infundadas.
La mujer ha ganado espacios en los distintos ámbitos, en lo político, social, laboral, cultural y religioso, a pesar de tantos obstáculos presentes por las desigualdades instituidas basadas en su condición, dejando claro que estas diferencias impuestas no tienen ninguna relación real con su género.
Igualmente, las féminas destacan por contar con una naturaleza multifuncional que les permite desempeñarse con habilidad en distintas facetas, como madres, esposas, trabajadoras y profesionales comprometidas. Las mujeres actuales son activas, enfrentan los distintos retos que les toca, como liderar el hogar, ser autónomas y productivas para aportar al sustento familiar, a la par que los hombres.
En cuanto a la maternidad, la mujer es la responsable de la crianza de sus hijos, en una sociedad donde existen casos de hombres que se distinguen como padres responsables, pero aun así a muchas otras les toca enfrentar este papel como madres adolescentes, solteras o compartiendo obligaciones laborales. A ellas les corresponde inculcar los valores positivos esenciales en sus hijos, como la responsabilidad, la superación, el deseo de educarse y desarrollarse como individuos útiles, productivos y autónomos.
En este sentido, asumen una obligación implícita de dirigir sus hogares, la cual es una labor exigente que muchas veces no es valorada lo suficiente, pues se interpreta como un deber propio de la mujer y no se le da importancia al gran esfuerzo que esto representa. Así mismo, se le resta valor a sus deseos de superación propio de todo ser humano, en caso de que aspire a educarse, participar de manera activa y competir con el hombre en distintos sectores.
Lamentablemente, aún existe una realidad que discrimina a las mujeres, que las enfrenta a la segregación, a situaciones de violencia, de irrespeto a su dignidad que no terminan de evolucionar.
Se puede decir, entonces, que, en cuanto a sus derechos como ser humano, a la mujer le ha tocado globalmente enfrentar las diferencias del trato recibido basado en ideologías arraigadas a lo largo de la historia, donde se plantean supuestas diferencias con los hombres y todavía cuesta reconocer la igualdad que merece.
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