La posición de Colombia es clave para que el apoyo a Venezuela del Grupo de Lima se transforme en un elemento decisivo de su liberación.
Colombia es el más afectado de todos los países por la avasallante tiranía de Nicolás Maduro, es el más impactado por la recesión nacional, es el que más desajustes acusa por la migración de venezolanos a su territorio, es el más convulsionado en lo político, es el más cercano a Estados Unidos en la órbita latinoamericana y el que tiene planes estratégicos más definidos con la potencia del norte.
Colombia es un objetivo igualmente importante de los proyectos de desestabilización armados entre Cuba, la guerrilla de las FARC, los antisociales del ELN y los movimientos terroristas que actúan en Venezuela.
Iván Duque tiene como principal contendor político en las izquierdas, además, a un personaje afecto a las lides de izquierda radical que aún se desempeñan más allá de la frontera del Arauca y quien debe estar apostando hasta su última carta al debilitamiento del gobierno colombiano para que ello le reditúe un beneficio electoral en las urnas cuando le toque, de nuevo, presentar su candidatura a las presidenciales de Colombia. El que GustavoPetro no haya dicho “esta boca es mía” en torno al drama venezolano solo habla a favor de su coincidencia con lo que se fragua desde el palacio de Miraflores.
Al margen de todo lo político, es necesario reconocer que a Colombia la reactivación económica venezolana, la que tendrá lugar con un nuevo gobierno de transición de derecha, es el escenario que mejor juega a favor de su propio desempeño. No hay sino que recordar los años en que Colombia se acercaba a la cifra de 6.000 millones de dólares de exportaciones con destino a la primera patria de Bolivar y los años en que eran 4 millones los colombianos que habían migrado al otro lado de la frontera. La fortaleza estratégica de una alianza binacional con Venezuela le daría un respiro a Colombia, la fortalecería en el terreno productivo y convertiría al eje binacional en un polo de atracción de inversiones y proyectos de terceros.
Asi que todo juega a favor de que sea Colombia el principal aliado de las propuestas de Juan Guaidó para el tiempo de la transición y los años que vendrán y de que se coloque del lado de los ganadores junto con Estados Unidos. Colombia será el primer país en beneficiar del renacer venezolano.
Aunque la posición del gobierno de Iván Duque con respecto a los desafueros del régimen que gobierna desde Miraflores se ha vuelto más tibia o menos contundente en su expresión pública, no quiere eso decir que su determinación a poner lo que sea necesario para defenestrar al tirano Maduro sea menor. Lo veremos a la hora de las chiquiticas que ya están a la vuelta de la esquina. Su apoyo será importantísimo desde el seno del Grupo de Lima, desde el Consejo de Seguridad, desde la OEA, desde Naciones Unidas.
El nacimiento de una nueva binacionalidad será otro de los grandes corolarios del proceso venezolano en su retorno a la democracia. Para el momento en que se escribe este artículo están sentados los miembros del Grupo de Lima tratando de organizarse como soporte de los cambios que se avecinan.
Más allá de reforzar su confianza en el liderazgo de Juan Guaidó, Colombia ha de ser el país que impulse un definitivo y contundente respaldo a la transición que se avecina por la vía pacífica de una negociación, la que hasta ahora sigue sin cuajar , o por la vía de una intervención de terceros.