Tal como están las cosas no estaría nada mal que Juan Guaidó, presidente encargado, y Nicolás Maduro, usurpador pero presidente en funciones de gobierno, se reunieran. Para los más radicales sería todo un drama, pero creo que pudiera aportar algo para que se destrabara el juego, que desde hace rato no va ni para adelante ni para atrás.
Si el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se ha sentado con su homólogo ruso Vladimir Putin, acérrimo adversario al menos de palabra, y con Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte, ¿no podrán los de acá llegar a un medio entendimiento que propicie una salida a todo esto que vivimos los venezolanos?
Propongo una cumbre. Que se reúnan, que hablen, que busquen acuerdos. Si me apuran, que no dejen la mesa de negociación hasta que se logre algo. Y si quieren más, que vayan los medios de comunicación para registrar todo lo que se diga.
Claro, habría que enfrentar a toda una tribuna que en el camino va a torpedear todo el proceso, porque con dictadores no se negocia, porque la salida es militar, porque aquí ya no queda otra que caernos a trancazos y ver quién tiene más poder que los otros.
No digo que las voces negativas no tengan su parte de razón. El asesinato del capitán Rafael Acosta Arévalo fue abominable y muestra que en este gobierno hay gran cantidad de delincuentes, pero quizás no lo son todos. Y a los que aún les queda algo de sindéresis este es el momento para que las negociaciones se den como se tienen que dar, sin torpedearlas, sin habladera por micrófonos y sin estar inventando cosas, como esa que corrió por las redes de que Michelle Bachelet, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, bailó con el hijo de Maduro, o con la criticadera al comisario Iván Simonovis, al que ahora acusan de colaboracionista y de estar compinchado con los políticos corruptos.
Tampoco sigan inventando golpes de Estado y atentados para implicar a un pocotón de gente inocente, la que termina pagando el pato porque no tiene quién la defienda.
Pongámonos serios porque si no esto se va a hacer eterno. Mientras seguirán muriendo miles de compatriotas, sin medicinas, sin poder acceder a tratamientos elementales, y otra millonada ya está preparando las maletas porque este país se ha hecho invivible. Si seguimos como vamos todo lo hecho desde enero pasará a la historia y Guaidó será reconocido como uno de los tantos intentos para salir del chavismo. Maduro, por su parte, ya se ganó su puesto como dictador.
Aquí hay quien no quiere acercamiento ni conversaciones. Tienen su legítimo derecho a pensar así. Yo, por mi parte, creo que el momento es estelar para que de una vez por todas tratemos de conseguir la mejor opción inmediata, aunque tengamos que taparnos la nariz para seguir adelante.