COLUMNISTA

Guaidó: «La conciencia unitaria»

por Rafael Rodríguez Mudarra Rafael Rodríguez Mudarra

Sin otro entendido que el propósito de corregir una situación que no se puede  callar ni dejar de observarla, que vive el país, donde 4 millones de sus ciudadanos  se van  y otros quieren irse. Todo causado por un gobierno no legítimo con manifiesto rechazo de 89,9%. Incapaz para garantizar la vida de sus ciudadanos.

Debemos considerar que hemos vivido el desánimo que ha existido hasta muy reciente por parte de la población, debido a errores, entre otros, los cometidos por una minoría de la autoproclamada dirigencia opositora, que se hicieron los sordos para obviar ser convencidos de que en el país existe una dictadura que hace lo que le da su gana; como tampoco a admitir que la gente está desesperada buscando comida. Con sobradas denuncias sobre corrupción no procesadas, como hubo de suceder que por efecto del control de cambio funcionarios de la macolla administrativa del tesoro nacional se enriquecieron en forma ilícita al obtener dólares de Estados Unidos preferenciales para luego cambiarlos en el mercado negro. Fraudes vigentes sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos recaídas en conspicuos dirigentes de PSUV, ejercientes de funciones administrativas hasta más no poder; a lo que se suma la presencia de un fiscal elegido por la espuria ANC carente de independencia: que cede, tolera, a la vez cómplice en violación de los derechos humanos cometidos por funcionarios públicos y testaferros intocables, gozosos de impunidad.

Por otra parte, es de necesidad política no ignorar que la oposición agrupada en forma de representación limitada al capricho de unos pocos dirigentes, careció de capacidad de conducción pretérita para combatir al régimen autoritario y despótico. Hubo de perder la característica de ser impulsora del cambio político. Demostró carencia de estrategia, completamente sordos a la solución de las innumerables vicisitudes demandadas por el ostensible crecimiento de un conglomerado, que padece miseria sin atención para preservación de su salud, que muere de mengua.

Sin dejar de situarnos  al lado del componente precario de la oposición, multitudinaria. Masivo componente social adverso al gobierno. Sin abstracción de demanda al incompetente y autoritario desgobierno de Maduro conformado con toda intención de “sustento de poder” por una  minoría   “élite” de generales en servicio activo que permean la función institucional de la FA, tenidos como intocables. Seleccionados sin evaluación de capacidad  para el desempeño burocrático de la rama tecnológica, no removidos; pero sí rotados para el desempeño en la administración de las industrias básicas de la nación; sin pesar la carencia de preparación para tales menesteres. Convencidos de la corrupción existente acompañada en muchos casos con la  inveterada degradación y represión a la que el gobierno usurpador ha venido llevando a todo aquel que se disponga a adversarlo, fuerza decir, para no escapar a la verdad, lo que hasta hace poco se había suscitado sobre la conducta de los que se han responsabilizado por la defensa de las aspiraciones de la ciudadanía, muchos sin convicción de enmienda; reflejaron no tener capacidad de dirección, perdieron la característica de ser motor del cambio político, con falta de estrategia y ausencia de mensaje; lo que es más exasperante, como incapaces para construir una plataforma unitaria de los organismos democráticos. La unidad presunta fue la más confusa heterogénea y difícil que se haya visto y sufrido después de tantos años de resistencia y oposición del pueblo al gobierno: hoy usurpador. Parece que se ha hecho verdad lo que fuere referido por Tierno Galván, ilustre catedrático de la Universidad de Salamanca en una de sus obras: Las ballenas se suicidan colectivamente.

La MUD hoy inexistente. Con responsabilidad en lo precedentemente expuesto. Desaparecida por inercia, al considerar quien suscribe el presente artículo una resolución tomada no sé si por unanimidad, en fecha 14 de marzo de 2015, hube de sostener “que la decisión de estos partidos minoritarios que conforman la MUD al disponer la obligación censitaria de los que pretende participar como postulados en procesos electorales para las primarias, no es más que una discriminación de rechazo a la participación de los sectores populares, que integran el gran conglomerado de la oposición, contraria a la representación de la minorías”; como también contrario al principio constitucional de que la soberanía reside en el pueblo, ejercida mediante el sufragio. Sosteniendo a la vez la necesidad de buscar el cambio de institucional mediante la constitución de un gran frente de unidad nacional a imagen y semejanza del 23 de enero de 1958.

Han sido tanto las contradicciones de los que conformaron la MUD, que se produjo en el electorado una abstención tal que dejaron mal parados a los que fueron a unas elecciones para avalar las maniobras maniqueas del régimen, lo que ocasionó que una minoría acomodada al diálogo, se hayan favorecido hasta el punto de validar y fundar organizaciones políticas, con el visto más que complaciente de la señoras de CNE.

Pues bien: si lo expuesto es reporte fiel de las contradicciones ocurridas. Las cuales han causado retardo más que perjudicial en la política por el cambio del régimen entredicho. No es menos cierta, que la AN como garante de la Constitución, en el entendido de que son representantes del pueblo, no de parcialidad política o de grupos con ribetes protagónicos, procedió a la elección de su junta directiva designando para presidirla al ingeniero Juan Guaidó. Después de las consideraciones pertinentes, considerado el vacío de poder y la usurpación existente. La AN, órgano autónomo del poder público nacional elegido por voluntad del pueblo al cual debe obediencia, votó para que el presidente de la AN se encargara de la Presidencia de la República, comprometiéndose a convocar una nueva elección dentro de los 30 días consecutivos, días no entendidos como fatales dado los inconvenientes presentados.

Pero ¿quién es Guaidó? No comparto que el presidente encargado sea un fenómeno telúrico. Mucho menos un predestinado. Pero de que tiene una “conciencia unitaria” bien formada no admite discusión. Es un hombre de partido que no abusa de su posición de dirigente; que adversa la antipolítica; que en su actuación antepone la voluntad del pueblo por encima de toda otra consideración de subjetivismo banal. Hace caso omiso a la querencia de algunos dirigentes que tienen la política, como un medio para engrandecer sus toldas, buscando la mayor votación. Una especie de dirigencia “boba” que han dado trascendente lo que aumenta el caudal electoral de su partido por encima del interés general de la nación.

Guaidó hace un tanteo de consideración con los gobiernos del mundo. En los países visitados se le extienden alfombras rojas en su recibimiento. Se le respeta su regreso al país. Lo reciben embajadores acreditados en Venezuela se le trata con la consideración que merece un jefe de Estado. Promete cumplir con el mandato que le fue impuesto por la Constitución. Se juramento diciendo no al diálogo, por corrosivo e impertinente. Se le respaldó en razón de que un presidente legítimo no puede negociar con lo que se ha considerado con base legal muy firme como un gobierno de facto.

Se hace pertinente y obedecido en cuanto al propósito de lograr: el cese del gobierno usurpador. La instalación de un gobierno de transición. La convocatoria a elecciones. La nación lo respalda. Dispuesto a revertir las instituciones, creyente de que no puede haber resultados sin una adecuada acción revolucionaria procede a la organización del pueblo, traza una ruta muy clara para el cese de la usurpación; para el respeto de los derechos humanos. Fomenta la presión popular consciente de que el usurpador no puede disminuir la voluntad de cambio. Guaidó representa conciencia unitaria; por eso se le respalda en forma irreversible.