COLUMNISTA

El futuro ya llegó y para quedarse

por Boris Santos Gómez Úzqueda Boris Santos Gómez Úzqueda

El título es ampliamente usado por escritores y hasta series de televisión, pero no lo invalida para seguir reflexionando sobre la marea de oportunidades y de la revolución tecnológica que está prácticamente en nuestras puertas. El futuro ya llegó.

El teórico Francis Fukuyama en 1989, poco antes de la caída del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y del modelo comunista que ello representaba, dijo de manera zahorí que la historia humana concluía con el triunfo del capitalismo y la democracia liberal con el fin del comunismo, tesis que Antonio Escohotado, en su Enemigos del comercio, ratifica ampliamente escudriñando el pasado y dando una nueva luz para ver el futuro apoyado en  facts sobre el liberalismo como única vía para la creatividad, innovación y construcción de ese futuro que está en nuestras puertas y del que no podemos prescindir.

El futuro es tecnología, innovación, pero también es energía: todo el futuro se va a construir e impulsar con energías de bajo costo, amables con el entorno y de fácil producción. Para 2040 la demanda de energía en el mundo va a subir en más de 30% por las industrias y nuevas tecnologías. Se espera que 37% de la generación eléctrica sea a partir de fuentes renovables (eólica/solar), actualmente solo 23% de la electricidad consumida en el mundo se genera con este tipo de fuentes.

La mejora en procesos tecnológicos permite que la producción de electricidad vía renovables reduzca costos de máquinas, de paneles solares y de procedimientos que reduzcan pérdidas de cargas eléctricas y que se lleguen a poblaciones alejadas de centros de producción y distribución, siendo el gas natural, como siempre dijimos, el mejor puente en la transición de fósiles a renovables, en el marco de los convenios del G-20 y el acuerdo de Paris para reducir las emisiones de carbono utilizando gas natural y renovables.

Fuentes expertas indican que para 2040 las economías del mundo dependerán en menor medida de combustibles fósiles (carbón/petróleo), y optarán por fuentes más eficientes/limpias, pero con crecimiento de la demanda de gas natural y creciendo en el mix 50%, de esta forma se posicionará por encima del carbón en el mix energético mundial. Por ello, el futuro requiere energía utilizada con eficiencia y a bajo costo para que las fronteras de la tecnología sigan expandiéndose con electricidad a costos asequibles y sostenibles.

Aparece en escena, en la predicción de escenarios futuros, el autor español Fernando Botella, que analiza la transformación digital tan impresionante a la que el humano está sometido. Es una bendición que se debe aprovechar. En su Bienvenidos a la Revolución 4.0, Botella nos arrima a un nuevo entorno altamente digital en el que el humano se va a desenvolver con mejores coyunturas de crecimiento y triunfo, lo que le dará más tiempo para cuidarse y ser feliz.

Ya lejano pero no menos actual el autor Wolfgang Grulke en sus 10 lecciones del futuro, habla de nuevos comportamientos e interacciones entre personas y ambientes laborales que están bombardeados de nuevas informaciones, nuevos modos y nuevos enfoques. De manera que hacer alguna actividad laboral/profesional ayer es diferente a hacer esa misma actividad mañana. Rescato algunas de las más célebres lecciones de Grulke: la información y las ideas alimentan la economía global. Ya no es buen negocio vender materia prima, sino vender esa mentefactura que dice Jose Luis Cordeiro en su ilustrada comparación. Y que urge pasar a la mentefactura, que es la capacidad de vender creaciones de la mente con alto valor agregado, como ocurre actualmente con el segmento del entretenimiento como es Disney, que factura fácilmente más dinero que las principales petroleras latinoamericanas. Pero sigamos con Grulke, quien rubrica que la biotecnología es la segunda revolución de la información, con liderazgos compartidos en equipos de alta definición y competitividad que van a dirigir corporaciones y compañías de alta gama en donde el comportamiento será fractal, no lineal, de manera que vamos a vivir en ambientes de caos y el liderazgo intuitivo será ampliamente valorado y requerido. El futuro se diseñará con alta incertidumbre que será motivo para suprimir las certidumbres y viejas experiencias para dar el salto a la innovación y a la libertad personal. (Continuará).