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De fracaso en fracaso

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La dirigencia de la MUD quedó al desnudo con las palabras lapidarias del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro: “Es muy claro que cualquier fuerza política que acepta ir a una elección sin garantías se transforma en instrumento esencial del eventual fraude y demuestra que no tiene reflejos democráticos para proteger los derechos de la gente, en este caso, el voto”.

Más explícita aún ha sido la sentencia del ex presidente de Colombia Andrés Pastrana: “La única garantía que tiene el que participa en una elección sin garantías es que va perder”. En otras palabras, les han dicho que son una cuerda de incompetentes, de inútiles, o peor aún, cómplices, que aún teniendo el apoyo de la comunidad internacional fueron conscientemente al matadero.

Cuesta creer que hayan ido como corderitos. Todo en ellos es más que sospechoso, basta recordar cómo se manejaron en el “diálogo” que atornilló a Maduro en la Presidencia. Negociaciones, por cierto, que se reiniciarán pronto. Los que ahora hablan de fraude les toca demostrarlo o aceptar su derrota como el gobernador de Lara, Henri Falcón, que anunció convenientemente: “Perdimos. ¡Así de sencillo!”; caso contrario al de Andrés Velásquez en el estado Bolívar, el único que ha salido a la calle a dar la pelea para defender la voluntad de los venezolanos.

A la hora de enviar este artículo no había un llamado a la calle en defensa del voto y contra el fraude. Da mucho qué pensar. ¿Qué pasó con las actas y los testigos con los cuales era imposible que el CNE cometiera un nuevo fraude?, argumento que movilizó a muchos renuentes para votar. Y ahora, saldrán corriendo al llamado de elecciones municipales y consejos legislativos, con las mismas celadas del CNE y las mismas rectoras ¿o reptoras? que no quisieron sustituir porque no hicieron el quórum requerido.

Tampoco es cierto que se perdieran las gobernaciones por culpa de la abstención, cuando la participación fue por encima de la histórica, muy superior a 60%. Aquí no hubo cruzada antivoto, ni siquiera María Corina llamó a no votar, salvo unos pocos a través de Twitter que no tuvieron eco y los indignados con la MUD concurrieron a las urnas, en su mayoría con un pañuelo en la nariz.

No hace falta hacer un mea culpa, pero sí es importante que asuman su barranco y reconozcan los errores, su falta de estrategias. En lo que sí demuestran una gran pericia es en transmutar grandes triunfos, como el plebiscito del 16 de julio, en grandes derrotas. Ir a estas elecciones fue un suicidio en primavera, los resultados estaban cantados, allá los incautos que creyeron que se ganarían 23 gobernaciones, después afirmaron que obtendrían 17, pero –los que negociaron– sabían que les adjudicarían de 5 a 6 gobernaciones, las necesarias para legitimar la asamblea nacional constituyente, y para que Acción Democrática y Primero Justicia expriman el situado constitucional y los presupuestos para financiar sus nóminas y generar recursos para la campaña presidencial del candidato –ya escogido y anunciado por el régimen–, Henry Ramos Allup, que será ungido en un parapeto de primarias en las cuales, casualmente, la mayoría de los presidenciables se encuentran inhabilitados. 

Ofende que todo lo sucedido se haya urdido con indecente desvergüenza. Si tuvieran un mínimo de consecuencia con el señor Almagro, que se ha jugado su prestigio por la oposición, se unirían a los líderes que en “consonancia con sus principios entendieron que en todo momento la ciudadanía de Venezuela quiere libertad”. Antonio Ledezma y María Corina Machado son la gran opción en el liderazgo político, aunque les disguste a algunos tarifados. 

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