“Una palabra verdadera incluso pronunciada por una sola persona es más poderosa en ciertas circunstancias que todo un ejército. La palabra ilumina, despierta, libera”.
El humanista checo Václav Havel pudo comprobarlo y encarnar la potencia de esa fuerza en un momento histórico de su país. La tiranía impuesta aquí lo sabe, siente pánico de la verdad y se espanta ante la fuerza de las palabras certeras. Por ello acosa a la libertad de expresión, para seguir gobernando sin rendir cuentas a nadie. Implanta una hegemonía comunicacional: un solo medio con un solo mensaje.
Destacamos que el heredero de la mentira galáctica guarda en su haber un récord infame: 66 medios han dejado de circular de manera temporal o definitiva entre 2013 y 2018; otras 25 empresas de medios impresos han cerrado en los últimos 5 años; 35 casos han ocurrido en 2018 y 26 medios no han vuelto a circular este año; y 38 medios se han quedado en plataformas digitales. Ayer acudimos al puesto de periódicos y adquirimos el diario El Nacional en su versión en papel por última vez. Sus rotativas dejaron de trabajar. Estamos ante otro golpe artero del narco-régimen contra la libertad de expresión, verificamos un inclemente ataque en el tiempo en que se le restringió el papel y se amenazó y avasalló a los anunciantes para irlos eliminado.
Ya los kioscos y puestos de periódicos casi no existen, la mayoría han cerrado; los pregoneros son recuerdo de la democracia que ha sido abolida. La mano totalitaria los ha ido desapareciendo como paisajes rutinarios y gratos de nuestras vidas, una especie de ágoras donde acudíamos a conversar con otros ciudadanos y a disfrutar del libre intercambio de ideas para el mejoramiento del país.
Pasamos ahora a ocuparnos del esperado 10-E, ese día marca el final del período presidencial y la asunción de un nuevo presidente electo que no ha sido elegido. El régimen abolió el Estado de Derecho e impidió la realización de elecciones libres a tal fin y por tanto estaremos ante una ausencia absoluta de presidente. A todos nos corresponde movilizarnos para rescatar el orden constitucional, pero el foco estará puesto sobre el único poder legítimo en el país: la Asamblea Nacional.
El 5-E debe respetarse el acuerdo y designarse como presidente del Parlamento a un diputado de VP. El momento exige articulación efectiva entre los ciudadanos ya unidos en torno a valores democráticos, los políticos actuando en consenso y los aliados de la comunidad internacional, para alcanzar el cambio político.
El 10-E hay que convertirlo en el punto de quiebre del régimen que conduzca a una transición y luego a unas elecciones libres en las que la decisión vuelva a las manos de la soberanía popular.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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