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En fase terminal

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Hay dos referencias bibliográficas que pueden ser utilizadas para entender y concluir sobre el colapso de Pdvsa: el modelo cualitativo de quiebra de John Argenti y el modelo de Aristóbulo de Juan, también cualitativo y aplicado, por analogía, a la estatal venezolana.

John Argenti publica en 1976 su libro titulado Corporate Collapse: the causes and symptoms. Allí establece que las causas de la quiebra –de casi toda quiebra– se ubican en una dirección incompetente. En general, esta dirección incompetente tendrá tres características: vendrá con defectos en su junta directiva, cometerá errores y exhibirá los así denominados síntomas de la quiebra.

Tales síntomas son fundamentalmente dos: la contabilidad creativa y aquellos no financieros, como la falta de mantenimiento preventivo, la alta rotación del personal y la baja moral y los rumores.

Sobre la contabilidad creativa presente en los estados financieros consolidados auditados de Pdvsa ya he comentado en anteriores oportunidades: es un hecho. Pdvsa ha “reinventado” su estado de resultados para que evidencie una utilidad persistente, siendo que no lo es. Sobre los otros dos síntomas hemos estado leyendo continuamente en El Nacional sobre el cierre continuo de pozos de producción, el incumplimiento del mantenimiento preventivo programado y la disminución de la mano de obra calificada en los campos petroleros.

Recientemente, Pdvsa ha acometido un plan para elevar la producción en 1 millón de barriles diarios en 10 meses, plan que financiará a costilla de sus proveedores, pues no tiene otra forma de financiarlo. Argenti llama a este plan, irrealizable por demás, “la gran apuesta”.

Por su parte, Aristóbulo de Juan, banquero, asesor financiero y conferencista de origen español, tiene una conferencia estrella expuesta innumerables veces en reconocidos foros y que ha plasmado en un libro con el mismo nombre: De buenos a malos banqueros (Editorial Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, 2017).

Según de Juan, la mala gestión puede conducir a una crisis más profunda. Por consiguiente, se deben aplicar medidas integrales que no solamente aborden el factor externo, sino también el aspecto institucional. En un contexto en donde no existe ni normativa ni supervisión eficaz, la mala gestión sigue una secuencia, no necesariamente en ese mismo orden: 1) mala gestión técnica; 2) gestión de maquillaje; 3) gestión a la desesperada o la huida hacia adelante y 4) el fraude.

Es un hecho que la mala gestión de Pdvsa tiene un hito importante con Rafael Ramírez y ha continuado, de manera agravada, con Manuel Quevedo. Salvando las distancias y aplicando el modelo de Aristóbulo de Juan al caso de Pdvsa, la evidencia de su mala gestión técnica la tenemos en el colapso de su producción.

Otra evidencia de su creatividad con los números la tenemos en el reciente informe mensual de la OPEP titulado en inglés OPEC Monthly Oil Market Report y fechado el 12 de junio de 2018. Allí, Venezuela reporta que su producción en mayo de 2018 fue de 1,53 millones de barriles diarios, cifra notablemente disminuida cuando se compara con, por ejemplo, la de marzo de 2013 que fue de 2,75 millones. Recuerde el lector que en abril de 2013 se inició el mandato presidencial de Nicolás Maduro. De modo que otro éxito de la gestión de Nicolás Maduro, además de acelerar la destrucción de Venezuela iniciada por Hugo Chávez, fue llevar la producción oficialmente reportada en la OPEP de 2,75 millones de barriles diarios a 1,53 millones.

Ahora bien, en el informe de junio de 2018, las fuentes secundarias señalan que no fueron 1,53 millones de barriles diarios sino 1,36 millones. Adicionalmente, el pasado 14 de julio la firma especializada Argus informaba que la producción venezolana cayó por debajo de 1,30 millones de barriles diarios en junio 2018, su nivel de producción mensual más bajo en 69 años, excepto por el paro petrolero de 2 meses en diciembre de 2002 a enero de 2003, cuando la producción se ubicó, por corto tiempo, por debajo de 1 millón de barriles diarios.

Nos falta hablar sobre el fraude, y llegados aquí, ¿hay algún indicio de fraude en Pdvsa? Remito al lector a los últimos estados financieros consolidados auditados de la estatal, publicados en 2017 y referentes al año 2016. Allí, tanto el informe de los contadores públicos independientes (auditores), la firma Rodríguez Velázquez y Asociados o KPMG, como las notas a los estados financieros mencionan la palabra fraude. Por ejemplo, en la sección de asuntos claves del informe de Rodríguez Velázquez y Asociados aparece el siguiente texto: “Es un asunto clave de auditoría debido a que hemos identificado riesgos de irregularidades (fraude o conducta irregular), principalmente en los procesos de procura de bienes y servicios, y de pagos a proveedores”.

Así, el marco teórico representado por los trabajos de John Argenti y Aristóbulo de Juan nos permite concluir que Pdvsa transita su fase terminal.

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