El pasado domingo 23 de septiembre tuve la oportunidad de ver y escuchar la entrevista que le hizo José Vicente Rangel, en su programa televisivo, al almirante Remigio Ceballos, comandante del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional. De antemano conocía que la entrevista estaría orientada a favorecer los intereses del régimen madurista. Así ocurrió, pero lo que más me sorprendió fue que, en la introducción del programa, el señor Rangel se planteó a sí mismo una pregunta sumamente delicada, cuya respuesta él mismo se dio, sin aclarar su contenido. La pregunta fue: “¿Qué puede pasar en Venezuela en las próximas semanas?”. Su respuesta, ya que siempre está bien informado, me consternó: “Un nuevo magnicidio, atentados contra altos dirigentes del oficialismo y de la oposición, intentos de golpes de Estado y hasta una intervención extranjera”. Un dantesco panorama que expresa su criterio sobre el grado de descomposición del régimen.
La primera pregunta que el señor Rangel le hizo al almirante Ceballos le permitía exponer, con suficiente libertad, sus propios puntos de vista. Esta fue: ¿Qué cambios han ocurrido en el país? La visión extremadamente optimista que el almirante Ceballos presentó sobre el panorama nacional dejó en claro su inexistente capacidad crítica. Según su perspectiva personal, ya que no creo que esa sea la de los cuadros militares, Nicolás Maduro tiene un gran apoyo popular, y la asamblea nacional constituyente, una creciente legitimidad. Todos conocemos la lamentable parcialización política de los altos mandos militares, razón por la cual nadie le podía pedir que expresara con crudeza la trágica realidad nacional, pero de allí a soslayar todas las encuestas nacionales e internacionales, las cuales muestran una impopularidad de Maduro de 80%, y que además confirman la creciente pérdida de legitimidad de la asamblea nacional constituyente, la cual no ha sido reconocida por la casi totalidad de la comunidad internacional, desdice de su capacidad para valorar medianamente la situación venezolana.
La segunda pregunta fue orientada a justificar la creciente crisis económica que enfrentan los venezolanos. La explicación del almirante Ceballos tuvo muy poca originalidad: “La causa de la crisis es la guerra económica y el ataque directo a nuestra economía por Estados Unidos”. Sorprende que el almirante Ceballos desconozca la desastrosa gestión de la economía venezolana realizada durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No es posible justificar que se haya despilfarrado el mayor ingreso petrolero percibido por Venezuela a través de su historia, se haya endeudado nuestra patria en más de 230.000 millones de dólares y, además, se haya destruido a Pdvsa. La verdad, la única verdad es que Venezuela está quebrada como consecuencia de la aplicación de un modelo ideológico, en lo político y en lo económico, que no solo ha permitido una desbordada corrupción administrativa, sino que ha comprometido el destino de Venezuela y el futuro de nuestras próximas generaciones.
A partir de allí, el tema se centró en la amenaza que, según Rangel, existe sobre nuestra soberanía y que a mi criterio surge como una peligrosa realidad dada la irresponsable y equivocada política exterior sostenida por los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En verdad pensé que el almirante Ceballos, ante un tema tan delicado y vigente, lo analizaría con seriedad y profundidad resaltando la gravedad de lo que está ocurriendo, aunque por razones obvias no inculpara al gobierno de Nicolás Maduro. No fue así. Se limitó a repetir aspectos teóricos, tales como la tesis de la corresponsabilidad que debe existir entre todos los factores de una sociedad al enfrentar cualquier circunstancia que ponga en riesgo la seguridad de la nación. De allí que crea necesario señalar, con alguna precisión, los riesgos que enfrenta Venezuela en esta hora menguada de su historia. En la segunda parte de la entrevista se trató el polémico tema de la relación entre el militar y la política. Creo que es tema para un importante debate. Lo haré en otro artículo.
El almirante Ceballos debería reflexionar sobre las causas que están originando las actuales amenazas contra nuestra soberanía. Es necesario entender que una política exterior que establece como enemigos a Estados Unidos y a Colombia es un factor que puede producir elevadas y peligrosas tensiones regionales. Pienso que el almirante Ceballos conoce la innegable ruptura que ha surgido en el equilibrio estratégico entre Colombia y Venezuela. La crisis del Caldas tuvo una solución favorable para nuestro país debido a que Estados Unidos mantuvo su neutralidad. Las razones fueron obvias: Venezuela era un permanente y seguro suministrador de petróleo a Occidente; Colombia, desde la Guerra de Corea, se mantenía como su principal aliado en el orden político en la América del Sur. Actualmente, esa situación se ha modificado totalmente. Estados Unidos es el aliado militar y político más importante de nuestro vecino. No creo que el almirante Ceballos piense que esa relación estratégica, totalmente favorable a Colombia, va a modificarse por nuestra cercanía a Rusia y China. Esa es una verdad de Perogrullo: la ubicación geoestratégica no lo permite.
En la carta pública que dirigí en este espacio el pasado domingo 23 al ministro de la Defensa, le planteé “que la total ilegitimidad del gobierno nacional, la quiebra de nuestra economía, la tragedia humanitaria que vivimos y la crisis regional provocada por la diáspora venezolana son causas suficientes para que la comunidad internacional haya empezado a percibir a Venezuela como un Estado forajido y una amenaza para la región. Esas realidades podrían transformarse en un inminente peligro en contra de nuestra soberanía”. Al referirme de nuevo a esta situación, creo necesario insistir en que la única solución que existe para evitar un incremento de ese peligro es que la Fuerza Armada Nacional le haga ver al presidente Maduro la actual realidad internacional y le recomiende que convoque a unas elecciones presidenciales, justas y equitativas, con nuevas y legítimas autoridades electorales. Esa posición, en mi criterio, debería asumirla el almirante Ceballos, junto con los demás integrantes del Alto Mando, como la única vía posible para poder superar la grave crisis en la cual ha sumido a Venezuela la irresponsable gestión de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No es cambiando la realidad por una fantasía que puede lograrse.
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