Desde la última crisis económica, el prestigio y la confianza de los ciudadanos hacia las instituciones públicas y los políticos no cesa de descender: en los países de la OCDE baja hasta niveles del 40% y en América Latina con dificultad supera el 20%. Los episodios de corrupción, las promesas incumplidas y el empeoramiento de la situación económica de las familias, junto con el incremento de la desigualdad que agranda la distancia entre los más ricos y los más pobres, son elementos que contribuyen a generar desconfianza.
El reciente fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba, político español de 67 años, que recorrió toda la escala jerárquica de la Administración española, desde la Dirección del Gabinete de la Secretaría de Estado de Educación, hasta el Ministerio y la Vicepresidencia del Gobierno, ha servido para poner de manifiesto que hay también figuras políticas que gozan de respeto y aprecio por parte de los ciudadanos. Más de 10.000 personas rindieron homenaje en el Congreso de los Diputados a quien fue también portavoz parlamentario y secretario general del Partido Socialista Obrero Español. Entre ellos los reyes de España (actuales y eméritos) el presidente del gobierno y los políticos más relevantes de los últimos años, sin distinción de ideologías. Algunos como el rey Juan Carlos y Felipe González no pudieron contener su emoción.
La personalidad de Alfredo Pérez Rubalcaba debe ser motivo de reflexión para reivindicación del estamento político. A lo largo de 40 años de vida política, nunca fue acusado de ningún tipo de delito de corrupción y demostró al final de su carrera política, su dignidad, cuando en lugar de buscar o aceptar ofertas del ámbito privado volvió a su profesión de profesor de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid.
Como secretario general del CLAD le invité a ser el principal conferencista plenario del Congreso de Guadalajara (México) de 2018 y allí tuvo ocasión de pronunciar una brillante conferencia sobre administración y política que fue excelentemente valorada por los asistentes: funcionarios, profesores e investigadores procedentes de todos los países de Iberoamérica.
Fue ministro de Educación y Ciencia, de la Presidencia y portavoz, de Interior y vicepresidente. Probablemente una de las carreras políticas más brillantes de España, pero sobre todo para quienes nos dedicamos a los asuntos de la administración pública, fue la manifestación de que el maridaje entre políticos y funcionarios puede funcionar bien: la dirección política y estratégica del ministro puede combinarse eficazmente con el conocimiento de los temas de quienes tienen experiencia de la materia, más allá de sus ideologías o creencias. Trato de rodearme de los mejores, me decía, porque son los que permiten que aciertes en la política pública más adecuada.
En estos días, la policía francesa, con información de la Guardia Civil española, ha detenido a Josu Ternera, histórico líder de ETA partidario en los últimos años de la negociación, la organización terrorista vasca que durante cincuenta años cometió más de mil asesinatos en España. Bajo la dirección de Alfredo Pérez Rubalcaba fue derrotada cuando fue ministro del Interior. En aquellos años, de poco dormir y mucho trabajar, incluso negociando con la banda, Alfredo demostró una vez más su dedicación, arrojo y clarividencia.
España ha perdido uno de sus políticos de referencia de los últimos años pero también Iberoamérica, pues había empezado a colaborar con el CLAD dando conferencias: la última prevista hace tres días en Santo Domingo.