COLUMNISTA

Expulsiones diplomáticas: el sueño de la autarquía madurista

por Carlos Valero Carlos Valero

A Nicolás Maduro le quedan pocas cartas en el plano internacional y está repitiendo su juego. La expulsión de la encargada de negocios de Ecuador en Venezuela es una baraja vista y un intento desesperado por sacar de la mesa las crecientes cargas que la crisis migratoria está incrementando sobre la región.

El tipo de ataques usado por el régimen, como llamar mentiroso al presidente de Ecuador, Lenín Moreno, pretende desviar la atención de la montaña de mentiras fabricadas por los responsables directos de la crisis migratoria.

Las consecuencias estaban cantadas con la letra del principio de reciprocidad: un paso más a un aislamiento que busca evitar el control democrático y las sanciones que correspondan en el ámbito del orden internacional para asegurar los derechos humanos cuando son violados por el gobierno de un país.

El régimen quiere, pero no podrá salirse con la suya frente a una sociedad que le exige que ponga fin a las políticas de hambre y la destrucción del país. No solo por las sanciones externas sino por la acción organizada del rechazo de la población.

La antidiplomacia de Maduro está sostenida en generalizar la enemistad y la desunión entre pueblos y gobiernos de América. Primero le tocó el turno a Colombia como blanco de falsas acusaciones o descabellados anuncios de una demanda para recibir una indemnización absurda. Luego desfilaron por la mirilla de las falsedades los gobiernos de Brasil y Perú. Y siempre la infaltable retórica contra el capitalismo y el imperialismo voraz de Estados Unidos. Son los fracasados discursos del autoritarismo populista.

De nada servirá el boxeo de sombra diplomático de Maduro ni la ridiculez del enano plan de vuelta a la patria, frente a las evidencias de una estampida que ya es de 13% de la población. La huida desesperada de venezolanos se incrementará mientras sobren problemas y falte gobierno.

Lo mejor que puede hacer Maduro, aparte de colaborar para conseguir una salida democrática y pacífica a la grave crisis humanitaria, es admitir que hay un desplazamiento de venezolanos y hacer alianzas con los países que están refugiando a nuestros hermanos para buscar implementar una política de protección mientras en Venezuela se retoma la libertad.

Desde la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional seguiremos acompañando los esfuerzos de su presidente, Omar Barboza, para que los venezolanos logremos, juntos y en paz, remover las causas estructurales que ocasionan la diáspora y solucionar democráticamente las crisis que padecemos.