El madurismo, tal y como lo hemos venido señalando, cada vez se queda más solo en la región. De hecho, hemos visto cómo el propio candidato de izquierda derrotado en Brasil y quien fue escogido por Lula da Silva, Fernando Haddad, dijo sobre el régimen que controla a Venezuela que “no es democrático”¹, y también escuchamos declaraciones del representante contrario a la derecha en Colombia, el ex guerrillero Gustavo Petro, quien no solo aseguró que Maduro es un “dictador” sino que también “mata”².
O sea, cuando vemos el cómo los candidatos de las denominadas ideologías de izquierda condenan el neototalitarismo de Maduro, llamando a este “dictador” o antidemocrático, es porque están claros sobre la violación de derechos humanos y forma empobrecedora de gobernar, sino que además conocen que la influencia del madurismo en sus países representan una especie de veneno o droga que va en contra de las aspiraciones presidenciales de ambos, no solamente en relación con las elecciones en donde fueron derrotados, sino sobre las posibilidades que pudieran tener en el futuro.
Por ello, cuando también vemos que el recién investido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro condena “la dictadura de Maduro”³, y ante semejante afirmación la respuesta de quien todavía el madurismo pudiera considerar un aliado de su gobierno, es decir, Evo Morales, que en vez de reclamarle al mandatario brasileño por llamar de esa manera al régimen de Nicolás Maduro lo que observamos en una conducta totalmente pragmática del presidente boliviano quien califica a Bolsonaro como su “hermano” (Hno. en forma abreviada desde su cuenta en Twitter)4, pero que además asiste personalmente a la toma de posesión del ultraderechista presidente, quien por cierto en términos criollos le lavó el paltó a Maduro al no invitarlo a tan importante acto político, pues la influencia que tuvo Venezuela en algún momento sobre las decisiones del mandatario boliviano pareciera que dejaron de tener eco sobre las actuales y futuras acciones sobre el componente geopolítico.
¡Claro! Ya saldrán los “intelectualoides” del madurismo, en especial la senectud resentida que apoya la barbarie neototalitaria que controla Miraflores, a decirnos que lo que ha hecho Evo Morales es parte de la “libertad” que tienen las naciones de asociarse y tener relaciones diplomáticas con otras naciones. ¡Falsos! Y por qué callan ante hechos en que todavía no hemos visto a Evo Morales reuniéndose con el mandatario del Corea del Norte –aunque exista algún anuncio que señale tal eventualidad política– y por el contrario, la afasia se les multiplica cuando por ejemplo, emerge un comunicado de “firme y enérgica condena” –algo que no ha hecho el madurismo– que realizó Bolivia en contra de esa nación comunista por haber realizado pruebas nucleares con una bomba de hidrógeno5.
El ascenso de Jair Bolsonaro a la presidencia brasileña, aunado con tener a Iván Duque en Colombia, y ver que Evo Morales, el único aliado directo que le quedaba al madurismo en la región suramericana, comienza a distanciarse del régimen venezolano, obligó a que el propio gobierno de Nicolás Maduro pagara cerca de una cuarta parte de una deuda de casi 40 millones de dólares que de manera irresponsable dejaron de pagar a productores lácteos uruguayos, y que incluso suscitó que el mandatario de ese país dijera luego de la reciente reunión de mandatarios en la Organización de Naciones Unidas (ONU) que tenía casi 4 años sin hablar con Maduro6. Es decir, que ese pago del madurismo llegó a los productores uruguayos, más por una necesidad de seguir contando con un eventual apoyo político que económico, porque resulta tácito que nadie volverá a venderle a crédito al madurismo desde Uruguay.
Nicolás Maduro está tan solo en lo político que prácticamente las palabras de Evo Morales le están diciendo al neototalitarismo venezolano que Bolivia no va a sucumbir ante presiones de Miraflores, si estas van contra Brasil. Verbigracia, ni Bolivia ni Uruguay van a inmolar su estabilidad política, desarrollo y crecimiento económico por darle un apoyo a Nicolás Maduro, en especial después del 10 de enero de 2019.
Si Evo Morales llama “hermano” a quien ha dicho públicamente que buscará todas las formas posibles y constitucionales para que Maduro salga del poder, es porque el madurismo –aunque sus “intelectuales” lo nieguen– también acaba de perder el apoyo y la incondicionalidad que una vez tuvo Bolivia en favor del régimen de Nicolás Maduro. En este caso, bien pudiéramos decir que “capital mata ideología”, o como dirían desde el imperio: business are business.
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4https://twitter.com/evoespueblo/status/1080079210247610369