COLUMNISTA

Esta Navidad

por Oscar Hernández Bernalette Oscar Hernández Bernalette

Estamos ante una de las Navidades más tristes que hemos vivido los venezolanos en décadas. Este es un país golpeado por todas partes. La crisis social y económica tiene traumatizado al pueblo venezolano.

La sensación de país en ruinas se percibe a lo largo y ancho de esta geografía. Hay que ver los rostros de nuestra gente, percibir los nuevos olores en las ciudades, contemplar la tristeza de la gente en el Metro de Caracas. Ver circular por la calle a miles de niños solos fácilmente nos permite concluir que el país está desesperado, que se ha empobrecido, que la ilusión se desvanece, que el hambre golpea los estómagos y la psiquis de la mayoría de los venezolanos.

Quién puede estar contento una Navidad cuando la familia se ha divido, se ha desintegrado, porque quienes gobiernan han empujado a casi 3 millones de venezolanos a dejar su patria en busca de nuevas oportunidades. No solo es la crisis económica, es la inseguridad que azota nuestras ciudades, urbanizaciones, nuestros barrios. La gente se va por miedo, por falta de trabajo decente, por culpa de la escasez, porque ven un futuro incierto. Esto no es un designio de la historia, es la consecuencia de tener un mal gobierno. Es un crimen que tengan la responsabilidad de conducir esta nación. Es simple, los que ostentan el poder han tomado decisiones no solo erróneas, sino contraproducentes, que en vez de dar más calidad de vida a sus habitantes los han empobrecido mientras que ellos se han enriquecido. Qué importan los resultados electorales si la realidad es evidente. El campo desamparado, la mayor inflación del planeta, insalubridad por todas partes, contrabando y fechorías a la vuelta de la esquina. La gente desconfía de las autoridades, y quienes están al mando ven al pueblo como imbécil, fácil de engañar, y se enriquecen en su nombre. Para el gobierno es otra la Navidad, disfrazada con propaganda oficial, con mensajes cursis de embajadas, con parrandas sin tradición, con espectáculos huecos.

Para la mayoría será una triste Navidad, para los que están y los ausentes. Venezuela tiene que cambiar, los venezolanos se merecen mucho más.