Es probable que entre mis lectores se encuentren muchos ciudadanos venezolanos en capacidad y condiciones para expresar su escogencia democráticamente mediante el voto, que por tantas y complejas opiniones, además de perversas acciones del impúdico CNE, cedan a la tentación de no cumplir con su derecho al sufragio. A ellos quisiera dedicarles estas líneas.
Algunos humanos se empeñan en rumiar, cual vacunos, sus ideas, que pasándolas por múltiples estómagos ideológicos producen un digerible producto digno de ser excretado en desorganizada estructura; también los hay que haciendo gala de la propiedad de equinos pueden defecar al tiempo que andan y van depositando boñigas como demarcaciones de su paso por esa senda. El actual gobierno venezolano, al marcar su trayectoria con mojones de fracasos, pareciera cumplir con ambas características. Un gobierno equino. Veamos la similitud. No ha existido mejor demarcador de un paso destructor que sus mojones en nuestro aciago territorio.
Es ya cansón conocer las múltiples ofertas de los gerifaltes sobre cómo y cuándo se podrán celebrar sus bien dispuestas elecciones, referendos o incluso acuerdos y seguir como bien dice nuestro refranero, vendiendo y quedándose con el chivo, el mecate y el real y medio.
El próximo domingo tendremos la oportunidad de expresar, a pesar de las dificultades, cambios de centros, defunciones inexistentes, tarjetas anuladas y demás triquiñuelas, incluida la conexión del cable submarino con los cubanos, una oportunidad que no debemos perder ni desechar. Lo menos que se nos puede pedir es salir y dar la pelea, después de todo siempre hemos sabido que para que recibamos ayuda celestial hay que rogar a Dios con el mazo dando, ese mazo que debe cambiar de manos y solo será factible ganando cada batalla que se presente.
El espejo será el juez de cada uno de nosotros, cada mañana al ver nuestro rostro tendremos la obligación de contestar a esa pregunta que sabiamente hizo John Fitzgerald Kennedy, cuando en su juramento como presidente de una nación dividida recordó que antes de preguntarse qué podía hacer el país por el ciudadano, este debía preguntarse qué podía hacer él por su nación.
Frente al espejo, si sientes vergüenza por haber apoyado en el pasado a quienes traicionaron tus ideales, tienes ahora la oportunidad de lavar ese error y ser parte del necesario cambio de rumbo. Si no te sientes orgulloso de pertenecer a la nación que hoy se distingue por su falta de alimentos y medicinas, que sufre una inflación jamás vista en un país rico, si sientes que la inseguridad amenaza a tu familia, tienes que votar el domingo y verte en el espejo el lunes con la tranquilidad de la conciencia limpia por haber cumplido con el deber contigo y tus generaciones futuras.