Estas palabras suenan cada vez más frecuentes. La crisis general se profundiza y la revuelta permanece y, con ella, nuestra angustia. Esa crisis general es el tercer actor, además del gobierno y la oposición, que terminará por imponer su propio lenguaje. El lenguaje impredecible en el que se expresan el hambre, la mengua, la inseguridad.
El escenario aparente es mayormente político, pero el hambre y las necesidades van mucho más allá de lo político. Uno siente crecer la crisis como un gran invasor que terminará por coparlo todo.
Pero la política es necesaria para evitarlo.
Estoy convencido de que el actual gobierno va a pasar. No sé cuándo ni cómo, pero va a pasar. Ellos lo saben y lanzan la tal asamblea constituyente como una carta en el juego de poderes. Una carta que les ha resultado costosa, dándole argumentos a opositores tradicionales y nuevos. La fiscal, que de ninguna manera está sola, hace de acusadora, no tanto porque espere sacar a unos magistrados tan ineptos y sumisos como políticamente ineficientes y torpes, sino por la importancia jurídica de la evidencia y los castigos que de ello se podrían derivar. Expediente que, como lo ha anunciado, incluye, en una larga lista, a todos los jefes cómplices de la dictadura.
Nadie duda de la intensidad de los próximos días. Hoy dos muchachos se agregaron a la lista de muertes. El martes el jefe de la Guardia Nacional mandó a saquear un conjunto de viviendas en El Paraíso, Los Verdes, en represalia por dos heridos en sus filas. Hay que imaginarse ese cuadro extendido en amplitud e intensidad a todo el país, a todas sus ciudades, a toda su gente. Ese general estará haciendo planes y preguntándose cuántos guardias serán necesarios para reprimir a todos, y cuándo será necesario sacar el Ejército a las calles, con sus reclutas nerviosos, y recordará el Caracazo.
Se habla de entendimiento, entrevistas, grupo de naciones amigas… El gobierno ve crecer su costo de salida, el ¿cómo voy a quedar yo? El gobierno cubano, ahora menguado y escurridizo, también saca sus cuentas. Los generales saben que son una nómina excedida y piensan en su futuro.
El gran referente del entendimiento y la negociación es la actual Constitución. Y no solo como argumento en el juego político sino que bien podría ser la escritura de un proyecto ético social para la construcción del país. Esa es su importancia de fondo.
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@perroalzao