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Por Maria Margarita Galindo
En la actualidad, el conocimiento representa el ícono que determina el ritmo y la evolución de una sociedad, siendo posible observar en la historia como el mismo ha sido el motor de las revoluciones científicas y tecnológicas que ha atravesado el mundo desde los vertiginosos cambios que originó la denominada Revolución Industrial ocurrida en Inglaterra desde mediados del siglo XVIII y extendida por toda Europa hasta parte del siglo XIX.
El desarrollo de las naciones está sujeto en gran parte a la capacidad de producción del conocimiento. Por ello, hace falta que los actores responsables del diseño de políticas públicas, puedan plantear las mismas considerando la educación y sus elementos como un vértice vital para el desarrollo.
La realidad demuestra que aunque se reconozca la importancia del papel del conocimiento en nuestro desarrollo resulta indispensable un mayor empuje hacia la práctica de la ciencia, la innovación y la tecnología a través de la producción científica, para lo cual se requiere priorizar inversión en sectores como el educativo, eje base del desarrollo de una nación. Particularmente, las naciones latinoamericanas tienen que dejar de ser simples receptoras de tecnologías para convertirse en productoras de sus propias construcciones tecnológicas, y para lograrlo es necesario reconsiderar el rol del docente como un simple depositario de información en sus estudiantes, y evolucionar a la figura de un docente-investigador, considerando a éste como un actor capaz de producir conocimiento científico.
Es evidente que el mundo evoluciona sobre el hombro de sociedades cada vez más exigentes en sus demandas de servicios y desarrollo científico-tecnológico, lo cual motiva el cambio y su trasformación en plena praxis e interrelación con la educación, conocimiento creación y producción, viendo por ejemplo, el progreso de países como China, Corea del Sur y otras naciones asiáticas que han pasado de ser simples economías rurales, para convertirse en ejes puntales del desarrollo mundial, fundamentalmente por sus avanzadas tecnologías.
El progreso y desarrollo se han convertido en una necesidad para evitar la involución de la sociedad y las respuestas a estas exigencias están contenidas en la producción del conocimiento. De hecho, el progreso de un país está sujeto en dos vertientes: el Estado y las universidades. El Estado porque es quien diseña, planifica, formula e implementa las políticas públicas que van a permitir crear las líneas necesarias para promover y apoyar el desarrollo del país, y las universidades porque son las Instituciones que representan el principal centro de la producción del conocimiento, motor necesario para el desarrollo científico y tecnológico de una sociedad, siendo los docentes de este nivel los actores claves que determinan la producción científica de estas instituciones.
Las políticas públicas representan el medio por el cual se generan respuestas ante las exigencias de la sociedad, porque ellas determinan el uso de los recursos y marcan los patrones para la toma de decisiones. La gobernabilidad de un país está sujeta a esas políticas públicasporque éstas deben responder por las necesidades de sus ciudadanos.
Los docentes tienen una condición de investigadores que debe ser ejecutada. Ellos son los responsables de atender la producción del conocimiento y para ello se requiere estar formados, es decir, ser necesariamente investigadores requiere una condición más allá de ser docentes, de allí que si la investigación no es parte de la docencia, la docencia que se imparta estará incompleta, y por ende, el conocimiento será débil y de poca trascendencia.
La Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI (1998), promovida desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco, siglas en inglés) señala que la misma tiene un papel relevante para satisfacer las expectativas de una sociedad que exige desarrollo. En consecuencia, surol estratégico está referido con transmitir, enriquecer y difundir elconocimiento. De modo que unatarea primordial de la educación universitaria es producir conocimientos para resolver problemas de diferente naturaleza, para locual necesita suficientes docentes-investigadores, que a su vez motoricen el pensamiento creativo e innovador en sus estudiantes.
La educación y desarrollo tecnológico es una inmensa responsabilidad de las universidades quienes deben contar con el apoyo de los Estados para concretar una visión prospectiva que les permita vislumbrar escenarios futuros para el progreso de sus naciones, razón por la cual, ambos deben plantear alternativas de desarrollo con fundamento científico, que únicamente son posibles de alcanzar por medio de la investigación.
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