Hace unos días, en una de esas múltiples conversaciones que realiza Nicolás Maduro dedicadas a confundir y a engañar a nuestra población, afirmó que de ser electo presidente, él estaba absolutamente preparado para desarrollar toda una ofensiva económica, destinada a superar el deterioro económico y social en el cual nos encontramos.
Entonces necesariamente me pregunto: ¿Cuál ha sido su labor como el principal dirigente del aparato del Estado venezolano durante su ejercicio presidencial? Responsabilidad en la que tiene aproximadamente cinco años, y por lo que de nuevo me pregunto: ¿Y en ese largo tiempo qué ha organizado el presidente para resolver el trágico problema de la caída de nuestra economía y sus dramáticas consecuencias sociales?
Porque no es poca cosa lo que ha ocurrido en la materia productiva y en las condiciones de vida de nuestros ciudadanos. Nos encontramos sufriendo una auténtica desgracia, y su duración, extensión y profundidad han llegado a extremos que comienzan a reñir con la tolerancia y la racionalidad de nuestra población severamente empobrecida.
Cuánto daño más debe producirse para que los dirigentes civiles y militares de la Republica comprendan la magnitud de los errores cometidos por el gobierno en la conducción de las políticas públicas que debían estar destinadas al crecimiento económico, requisito indispensable para una justa distribución de los bienes y servicios elaborados, porque sin producción exitosa solo hay reparto de la miseria y violencia.
Son esas las razones por las que me permito dirigirme al ciudadano Nicolás Maduro para reclamarle su cuota de responsabilidad en la actual situación económica y social por la que atraviesa la República, recordándole que él es también responsable de los horrores cometidos, los cuales demandan su corrección inmediata, dado el daño que nos hacen.
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