Si la abstención termina siendo el factor fundamental en favor de Maduro en la elección presidencial del próximo 20 de mayo, este no tendrá posibilidad de generar una gobernabilidad mínima ante el país y menos en el plano geopolítico internacional.
Pero Maduro sabe muy bien que su estabilidad siempre va a depender de tener una concertación aunque sea parcial con Estados Unidos en algunos temas. Por ello, si logra aunque sea un pírrico triunfo electoral, como efecto de la fragmentación opositora, sabe muy bien que esa oposición puede volverse muy fuerte en el corto plazo, no por acciones de la dirigencia sino porque la crisis económica va a terminar por desbordar a la población ante una hiperinflación que no permitirá comprar absolutamente nada, incluidos aquellos que reciben remesas, en virtud de que el madurismo –sin medir las consecuencias– está terminando de destruir a la población que se beneficia de esos ingresos con la intervención de Banesco.
Asimismo, debido al hecho de que ahora Petróleos de Venezuela también está siendo embargada como resultado de nefastas políticas gerenciales ¹, vemos cómo ha comenzado por desviar en ruta marítima a sus tanqueros² para evitar que estos también sean embargados por otras petroleras y empresas que reclaman a la petrolera estatal sus respectivas indemnizaciones o deudas contraídas desde hace mucho tiempo, lo cual hace presumir que vienen más acciones legales contra lo que queda de la principal empresa del país.
Ante tal circunstancia y motorizada por la crisis económica, Maduro no tendría soporte alguno para seguir gobernando porque el pueblo terminará por generar una inmensa e impredecible explosión social. En ese contexto, también hemos dicho que Diosdado Cabello estaría preparando un eventual golpe contra Maduro³ porque sería el más perjudicado con la pérdida del poder madurista, pues este además de controlar el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), los puertos y aeropuertos, así como parte de la Fuerza Armada a través de la Aviación y la Armada, es quien controla operativamente el mal llamado Partido Socialista Unido de Venezuela.
Maduro conoce perfectamente cada movimiento de Cabello. Esa fue la razón de la lucha interna que tuvieron por la ilegítima e ilegal “constituyente”, y el hecho de que Cabello no haya llegado a la presidencia de tal estructura terminó por absorber todos los olores que allí se condensan desde la cúpula de la bazofia política. O sea, a pesar de tener el control del PSUV, Cabello perdió por efecto de la propia conformación del cómo se eligieron tales “representantes”, la posibilidad de tomar el poder de facto a través del disfraz constitucional de la “constituyente”.
Si algo ha demostrado Maduro en el terreno político es que sabe jugar sucio. En consecuencia, si sus posibilidades de gobernabilidad quedan limitadas al no poder controlar las cuentas de Pdvsa, y peor, que las exportaciones petroleras sean embargadas en aguas internacionales, tiene bajo la manga un as que puede significar sus paces con el imperialismo, pero a su vez, el quitarse de encima a su principal adversario dentro de sus propias filas, a quien “ha prometido” entregarle la Presidencia de la República en 2025; es decir, si tiene que pactar con el “diablo” para lograr su estabilidad política y avanzar en la formación de un nuevo gobierno, sabe que ello tiene un precio y ese sería la entrega de Diosdado Cabello a Estados Unidos.
Si algo está por verse en el transcurrir de los días será hasta dónde la fidelidad ideológica y de “hijos de Chávez” logra mantenerse por preservar el poder.
¹https://www.aporrea.org/tiburon/n324732.html
³https://www.aporrea.org/ideologia/a259617.html