COLUMNISTA

La dictadura que salió con votos

por Carlos Ramírez López Carlos Ramírez López

El viernes 5 de octubre se cumplieron 18 años de la realización de un plebiscito en Chile, que tenía por objeto consultar al pueblo si aceptaba continuar por ocho años más el gobierno de Augusto Pinochet cuyo resultado le fue adverso y generó la vía hacia el final de la dictadura. Para algunos, esta realidad es un antecedente que indica que las dictaduras sí pueden salir con votos, solo que quienes pregonan tal conclusión no refieren la historia completa.

Pinochet convocó un plebiscito

El dictador Augusto Pinochet había apaciguado a Chile al corregir los desastres socioeconómicos originados por el gobierno socialista de Salvador Allende y que tenían al país sumido en una situación parecida a la que se ha vivido en Venezuela. Entonces, confiado en la creencia de que gozaba de apoyo popular y alentado por los consejos de algunos de sus allegados, quiso darse un baño de legitimidad convocando una consulta popular para que el pueblo votara si o no a la pregunta acerca de la continuidad del régimen por ocho años más. Las opciones eran votar SÍ para autorizar a Pinochet a seguir gobernando por otros ocho años. Votar NO obligaría al retorno a la democracia mediante elecciones al año siguiente.

La oposición unida participó

Ya lanzado por la idea de la consulta, el dictador legalizó algunos partidos de oposición que se unieron en una plataforma que denominaron “Concertación por el NO” y a esta se le permitió 15 minutos diarios de campaña en la televisión y, para sacarle máximo provecho, formaron un comité con sociólogos, publicistas, artistas y políticos de renombre. y elaboraron una brillante campaña propagandística basada en la alegría del regreso a la democracia que se resumía en la idea: “Vota NO para tener elecciones democráticas”. Todo muy “light”, nada de consignas estridentes sino, por el contrario, utilizaron una sutil programación con noticias, humor, editoriales. Todo muy bien estudiado por los expertos. Los mensajes eran en positivo resumidos en el eslogan “Chile, la alegría ya viene” (https://youtu.be/moKI_NTqSg0), mientras la apabullante publicidad del régimen se basó en el miedo a regresar al país de escasez, muertes y otras calamidades de Salvador Allende.

Accidente o propósito

Llegó el día de las votaciones y el resultado fue apabullante: 97% de los inscritos fue a votar. Al final de la tarde y cerradas las mesas comenzaron a dar los resultados en favor del SÍ, pero en la medida que avanzaban las horas los boletines se iban haciendo más escasos y contradictorios. Reinaba la confusión en medio de una gran expectativa que terminó con una inesperada revelación de uno de los jefes militares, el comandante de la Fuerza Aérea, general Fernando Matthei, quien pasaba por un pasillo del hotel Galería donde se encontraban muchos observadores extranjeros, y un locutor de televisión que allí se encontraba lo paró haciéndole la pregunta al aire: “¿General que está pasando que no se dan a conocer los resultados? La respuesta que acabó con todo fue textualmente esta: “Me parece que realmente ganó el No. Al menos para mí, yo lo tengo bastante claro”.

Según historias posteriores, Pinochet, enfurecido, habría firmado y entregado un decreto al general para que lo firmara, en el que se anulaban los resultados y este se negó y lo habría roto. Eso quedó como una leyenda popular, pero lo cierto es que nadie pudo negar los resultados que el general había reconocido en televisión lo cual nunca se supo si fue solo una casualidad de su pase por aquel lugar o el resultado expreso de un propósito.

Se terminó la dictadura

Un año después de aquellos resultados plebiscitarios, y en su acatamiento, en el año 1988 se efectuaron elecciones que ganó el Demócrata Cristiano Patricio Aylwin, quien participó como candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia integrada por 17 movimientos políticos opositores a la dictadura, y quien, sin embargo, tuvo que aceptar a Pinochet como jefe del Ejército por ocho años más y con garantía de inmunidad judicial.

That is the question

¿Podremos transplantar la experiencia chilena a la Venezuela actual, con una oposición que parece odiarse más entre sí que a la dictadura, y con tantos aspirantes a presidentes, y hacernos del récord de ser la segunda experiencia en el mundo en decir que dictadura sí sale con votos?

¿Seguiremos sumidos en la desorientación de partidos, deidades, grupos y subgrupos incapaces de elaborar una estrategia conjunta y única? ¿Estaremos condenados a un Maduro eterno?