Los demócratas venezolanos no pueden hablar con los militares. El bandidaje cubano y las fichas rojas dentro de la Fuerza Armada lo impiden. Tampoco se puede tener un diálogo institucional. Los oficiales rojos solo se refieren a los representantes institucionales mediante empujones, como el que recibió el presidente de la Asamblea Nacional de manos de un malandrín con charreteras. También se conocen las andanzas del general Padrino López, cínico y arrogante en su compromiso partidista, convertido no en protector de la ley sino de Maduro.
Pareciera que no se puede hablar con los militares; pero, en realidad, sí se puede. Desde afuera, públicamente –como en este artículo–, que se sabe que llega, que se conversa y reflexiona. Por supuesto, no se puede conocer directamente la opinión de los oficiales, pero hay formas de saberla: el rumor, la información por lo bajito, lo que cuentan familiares y relacionados, los gestos (¿se acuerdan de la cara de fastidio terminal del jefe de la Casa Militar oyendo a Maduro llover?) y actitudes. No hay conversación, pero hay comunicación.
Es indispensable ese diálogo aun cuando sea con señas, porque no habrá salida democrática sin la participación de los militares. Un sector de la oposición es alérgico al tema porque, supuestamente, si aquellos actúan es para tomarse el poder y no abandonarlo. Afirmación que no es históricamente cierta. Basta recordar el 23 de Enero de 1958 para saber que pueden ser agentes de una transición hacia un gobierno civil y democrático. Tampoco fue verdad en 1945, cuando el golpe militar condujo a un gobierno de civiles adecos. El problema de este sector de la oposición con los militares es que ha sido víctima del chantaje de los chavistas que, siendo estos, como son, unos golpistas redomados, acusan a sus adversarios de tales para inhibirlos, y vaya que los han inhibido en relación con la FAN.
Sea lo que sea, los militares son actores de primer rango; son actores políticos al menos desde 1992; y es el único factor organizado que le da sostén al régimen de Maduro. No habrá restitución de la democracia sin participación militar. A lo mejor eso ocurre en un mes, un año, un siglo; pero, sin el factor militar del lado de los demócratas no habrá la posibilidad de reconquistar la libertad.
Reunirse con los militares es poco menos que imposible dada la persecución interna y la dispersión del movimiento político civil; pero, cuando quiera que sea, la recuperación de la libertad pasará por los militares, no será solo con ellos pero no será sin ellos.
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