Ha quedado perfectamente claro que Nicolás Maduro se ha burlado del país y del mundo entero con su farsa de diálogo. El error no ha consistido propiamente dicho en la participación, sino la forma como se hiciera, permitiendo que se truncaran legítimas y democráticas aspiraciones, entre ellas, la de llevar a cabo el referéndum revocatorio, la libertad de nuestros presos políticos, la apertura de un canal humanitario, el derecho a la protesta, procesos electorales limpios, transparentes, con observación internacional y nuevo CNE, entre otras. Lo que se ha llevado a cabo en medio de los anteriores encuentros, ha sido vergonzoso. Ha sido una mezcla de irresponsabilidad, impericia, traiciones, y todo lo que en este caso se pueda conjeturar.
Sus resultados, que siempre han favorecido al gobierno, son imperdonables. De igual forma, no hubo indicativos de que esta nueva y fracasada reunión en República Dominicana iba a ser diferente. Siempre hemos creído en un diálogo, pero en un diálogo franco, honesto y sincero donde prevalezca la buena voluntad de ambas partes para buscar fórmulas de solución viables que permitan resolver de manera pacífica los problemas presentados, pero no ha sido así. Antonio, al plantear la situación de estas parodias, durante su intervención en una reunión del Consejo de la Internacional Socialista (IS), celebrada en Barcelona, España, la pasada semana, y ante más de 200 líderes socialistas del mundo, fue claro y preciso al señalar que la etapa del diálogo se agotó, y lo que necesitamos negociar es la salida de Maduro.
Insistió igualmente en la necesidad de fortalecer la alternativa democrática venezolana con valores irrenunciables y con compromisos que dejen a un lado los intereses personalistas. “Los venezolanos nos mantenemos vivos por la esperanza, la fe y el valor, conscientes de que para estos tiempos indecentes, necesitamos gente decente, porque las tiranías se sostienen no por las virtudes sino por los defectos y los errores de quienes están llamados a combatirla. Somos conscientes de que la unidad es una necesidad, pero una unidad con ética y con dirigentes que estén dispuestos a sacrificar sus proyectos personalistas para abrirle camino a un proyecto donde privilegiemos un mejor destino para Venezuela”.
Una vez más Antonio se pronunció por la liberación de todos los presos políticos y solicitó que desde la Internacional Socialista se apoye un proceso de negociación, porque ya la etapa del diálogo se agotó, que se establezcan los mecanismos de la salida de Maduro, la instauración de un gobierno de transición y la organización de elecciones libres y transparentes en Venezuela.
También insistió en la importancia de diferenciar el modelo del socialismo y los ideales planteados por esta organización internacional, y su implantación en el modelo venezolano, poniendo de relieve que el socialismo llevado a Venezuela es una afrenta para esta Internacional, que históricamente ha proclamado una ideología que hoy es ultrajada por los impostores que falsifican su verdadero origen y propósito. La igualdad de oportunidades del socialismo madurista es que todos seamos pobres, eso no es socialismo, eso es una narco-tiranía que se burla todos los días del pueblo de Venezuela. Hay quienes dicen que lo único que sostiene a este régimen es la propia oposición con sus desaciertos, porque la falta de una estrategia coherente con posiciones claras y firmes es lo que da pie a que se termine dándole “respiración boca a boca” a un gobierno rechazado por 95 % de los ciudadanos.