Cada 26 de septiembre se conmemora el Día Interamericano de las Relaciones Públicas. Una disciplina que cumple con la vital labor de establecer nexos positivos y beneficiosos entre las organizaciones y sus públicos. Sin duda, uno de los grandes retos de las empresas es lograr ser reconocidas por su imagen favorable ante la sociedad y en este sentido, esta herramienta se encarga de planear, proponer y ejecutar las estrategias más adecuadas para alcanzarlo.
De este modo, los profesionales de las relaciones públicas deben velar por una conveniente proyección de la imagen institucional, tomando en cuenta la misión y la visión, así como lo que acontece en el entorno. Además, son responsables de propiciar una comunicación óptima que evidencie la acertada gestión de la empresa, mantener buenas relaciones con los medios de comunicación, velar porque se cubran las necesidades de los clientes o consumidores de manera satisfactoria y ejecutar todas las funciones que le corresponden para consolidar el buen funcionamiento empresarial.
En la actualidad es imprescindible contar con una excelente comunicación que demuestre el desarrollo y las transformaciones de la organización, estableciendo el canal más acertado, a través de las relaciones públicas, para mantener esta retroalimentación. Con este fin, debe contar con objetivos claros, definir quiénes son sus públicos, desarrollar estrategias y actividades que le permitan cumplir con esos propósitos, mediante la planificación y canales de comunicación doble vía.
Para las relaciones públicas, la comunicación debe ser bidireccional y se orienta tanto a su público interno como al externo, con el fin de escuchar sus requerimientos, favoreciendo el entendimiento y la comprensión mutua. Con base en esto se debe decir que la mejor forma de establecer relaciones satisfactorias entre los individuos es a través del intercambio comunicacional, pues no pueden existir buenas relaciones sin una retroalimentación oportuna.
Para concluir, se puede decir que las relaciones públicas es el arte de proyectar la naturaleza de una organización, hacerla acorde con las expectativas del público que la rodea, para lograr su integración con el entorno, ayudando a que se acepten mutuamente. De esta manera, gestiona sus comunicaciones para construir y mantener una imagen favorable de forma estratégica y planificada.