Destruyeron Pdvsa. Su obsesión por querer cambiar todo los llevó a meter sus manos en la gallina de los huevos de oro. Hoy los países petroleros (el precio del petróleo ha subido más de 50% desde junio de 2017) viven una minibonanza. Venezuela la ve de lejos, no la disfruta, corre el riesgo de dejar de ser un país petrolero en el mediano plazo. Al ritmo actual, Venezuela solo producirá lo suficiente para pagar las deudas que tiene con China y Rusia, además de alimentar precariamente el mercado interno. Tenemos las mayores reservas petrolíferas del mundo, también tenemos la industria petrolera peor gerenciada. Somos el hazmerreír petrolero mundial. El colapso de Pdvsa lo sufrimos todos, en escasez, hiperinflación, default.
Cuando Maduro llegó a la presidencia, este país producía (según data de la OPEP, ofrecida por el Ministerio de Petróleo de Venezuela) alrededor de 2.745.000 barriles diarios; terminando ese año 2013, cerca de los 2,9 millones de b/d (Hugo Chávez en 1998 recibió un país con una producción petrolera cercana a los 3,5 millones de b/d, así que él, en plena bonanza, hizo retroceder la producción en casi 800.000 b/d). El último informe de la OPEP afirma que la producción en diciembre de 2017 estuvo en 1.621.000 b/d. La gestión de Maduro evaporó 1.124.000 b/d (una caída de 41%) en 4 años. En el período 2015-2017, este país perdió la oportunidad de recibir unos ingresos (por esos barriles que no se produjeron) de casi 10,8 millardos de dólares. Bastantes medicinas que se hubieran podido adquirir, hospitales arreglar y dotar (como el Domingo Luciani o el J. M. de los Ríos), comida comprar o deuda financiera cancelar. Y hasta corrupción extra financiar (para que algunos entiendan lo que perdieron).
¿Por qué ese odio contra Pdvsa por parte de los últimos dos presidentes de Venezuela? Ambos mandatarios buscaron en las ideas trasnochadas de la mediocre izquierda nacional sus asesores petroleros. El desastre actual es fruto de esas recomendaciones. También la voracidad de un adicto al despilfarro como lo fue Chávez y un sucesor al que para nada le importa la economía.
Hay que tener claro que esta no es la primera vez que Pdvsa presenta una caída importante en su producción. Ya entre 1970 y 1985 su producción cayó 50%. Es más, podríamos decir que la producción petrolera ha sido inestable en Pdvsa desde la nacionalización de la industria petrolera venezolana en 1976. Pdvsa ha vivido esplendor luego de la nacionalización solo cuando la apertura, y fue de la mano de las empresas transnacionales. La Pdvsa maravillosa de la cuarta república es un mito (al igual que la meritocracia), pero lo que hizo la quinta con la industria solo se explica de personas que querían destruirla. Pobre Pdvsa, pobre industria petrolera venezolana.
Lo que no tiene precedente es la mala situación de toda la industria, porque el colapso en la producción no es el único problema actual, también está el deplorable estado del sistema de refinación, las finanzas de Pdvsa, la moral y capacidad de su capital humano y su reputación interna y externa. Nadie quiere hacer negocios con Pdvsa, sus bonos son considerados peor que la basura.
Somos el primer país petrolero en hiperinflación y en default (que no está en el medio de un conflicto armado). Somos el único país OPEP que ve cómo su producción petrolera cae y que vive una recesión tan prolongada y profunda. Somos el único país que tiene un plan de la patria y socialismo. Nadie en la región ha vivido una crisis como la que padecemos.
Los libros de texto de economía tendrán capítulos completos donde explicarán la maldición petrolera vivida por nuestro país. Si existiera el Oscar al desastre petrolero, Venezuela tuviera un performance al estilo del Titanic (y valga la comparación para graficar nuestro futuro).